Cartas al director

De ministro a recopilador de insultos

Estimado sr. ministro,

Quiero expresarle que he experimentado una gran emoción al conocer que podría figurar dentro de esa lista negra de insultadores que al parecer sus ayudantes le proporcionan a diario (como buenos asesores de carrera que dedican su tiempo a leer el periódico en horario laboral), y por la que todos los españoles le estamos pagando. Para que amplíen sus limitados conocimientos, aquí les dejo algún palabro nuevo y así de paso se culturizan un poco, ya que Urtasun no da para más. A él no se le puede insultar porque tan solo se le ha ocurrido iniciar un proceso de revisión de las colecciones de museos estatales que “permitan superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado, en muchas ocasiones”, la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico. Es decir, no ha hecho absolutamente nada.

Pero a usted sí se le podría dedicar alguno. No es que haya hecho más que el ministro de Cultura, pero hablar, sí que habla más. Mucho más. De hecho, habla casi todo el día. Por eso les propongo anoten este adjetivo: Deletéreo. Es un adjetivo que suele aplicarse a las pilas, por ejemplo, como las que parece que se pone Vd. cuando empieza a insultar a la oposición. Pero no se lo tome a mal. No me refiero al significado de mortífero, que también podría, viendo la gestión tan nefasta que hace de sus quehaceres ferroviarios. Cualquier día de estos nos da un disgusto, ministro.

No, me refiero al otro significado: el de venenoso. Anoten también los sinónimos de ponzoñoso, perjudicial, dañino, cáustico o venenífero. (Una pista: esta última no tiene nada que ver con ninguna enfermedad)

Me hace mucha ilusión que pueda leerme, sr. ministro. De verdad. Incluso, fantaseo con ello.