Cartas al director

La taberna

La taberna como espacio social saludable. Tiempos de aislamiento, soledad, algo muy perjudicial para la salud. Algunos secuestrados por el smartphone... Es bueno reunirse, que uno cuente sus inquietudes y preocupaciones. Al menos tiene un efecto balsámico que alivia y tranquiliza. Quejarse, pensar en voz alta, que escuchen tu lamento, de por sí es un desahogo, mitigando el malestar. Hablar es importante. Ayuda a recuperar el equilibrio. A luchar contra los “demonios mentales”. 

Conversar en la taberna es bueno para la salud. Concurrir a la taberna propicia estar con los amigos. “Los buenos amigos son buenos para tu salud” (Clínica Mayo o5/2022). Sin duda la “taberna” es un lugar de encuentro que fomenta las relaciones sociales. Tanto es así que no ha de verse únicamente como un establecimiento en el que se consumen bebidas alcohólicas. Que las personas puedan escucharse y hablar, verse, mirándose a la cara, tocarse, darse un abrazo, y que lo hagan relajadamente en torno a una mesa, compartiendo un vaso de vino, de cerveza, o una botella de agua, en modo alguno puede asimilarse al “feo vicio de beber”. 

La taberna pues, proporciona un espacio terapéutico particular. Un cobijo y apoyo que en buena compañía puede ayudar a pensar, clarificar las ideas, incluso conduciendo hacia un cambio de actitud ante los miedos, la angustia, y tantas amenazas que a veces pueblan el alma humana. 

Frente a la degradación que supone lo que llaman “consulta médica” telefónica (degradación de los derechos humanos) y después de insistir (aló, doctor aló, quiero un “vis a vis”) alguno podría dejar aflorar su ocurrencia… si ya no me puede atender el médico en su consulta iré a la taberna para al menos buscar allí un poco de “algo”… a ver a quién encuentro… igual alguien... Un amigo… iré a la taberna de Angelito. El si que me entiende. Nada más entrar por la puerta ya sabe cómo vengo. ¡Qué gran psicólogo es! Siempre regala una sonrisa, una palabra amable para todos. Y nunca gruñe. 

Como galeno revoltoso he llegado a la conclusión de que además de píldoras y aguas termales, propondré a algunos pacientes que visiten más la taberna. ¿Por qué no? Quizás allí también me encuentren... Ven y siéntate a mi lado.