Opinión

Cada vez más quemados

En esta Galicia que escapa constantemente de sí misma en dirección a la despoblación, el monte no es un paisaje económicamente rentable. El fuego, en cambio, sí lo es. De principio a fin. Desde que prende la primera llama, hasta que se extingue la última. Esas llamas son el combustible que alimenta una industria, con un importante nicho de empleo. La reiterada incompetencia y los planes cortoplacistas de los gobiernos y conselleiros de turno no hacen sino avivar ese modelo económico. El ourensano Suárez Canal, conselleiro de Medio Rural durante el bipartito, mostró un propósito de cambio. Tomó decisiones arriesgadas como la creación del banco de tierras, pero aquello duró poco, porque una revolución así necesita cambio. Al menos hizo un intentó. Otros, como la actual conselleira, se limitan a apagar y de presumir de los tiempos de extinción. El balance, el de siempre: la riqueza rural gallega cada vez más quemado.

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