Opinión

Yihadistas europeos: abramos los ojos

Lo dejo claro, no se trata de culpabilizar a los musulmanes. La gran mayoría de ellos son personas pacíficas que viven su vida sin meterse con nadie. Ahora bien, esto no nos puede llevar a negar que una “minoría” -de miles o decenas de miles- es partidaria de la “guerra santa”, de la llamada yihad, y que esa minoría tiene tal auge que han sido capaces de crear primero Al Qaeda y después el Estado Islámico. La primera es una red terrorista sofisticada, que fue capaz de atacar los EEUU en su propio corazón económico y político (lo que nadie había hecho antes). El Estado Islámico es algo distinto, es una organización militar cuyo objetivo es la conquista de territorio para crear un califato, nada más y nada menos, y con un potencial suficiente para atacar y poner en muy serias dificultades a más de un estado. Y ambas tienen en común una concepción belicista e intolerante de su religión. 

El propio presidente egipcio Al Sisi ha dicho que los líderes religiosos musulmanes deben promover una “revolución religiosa para erradicar la intolerancia”. Ahora ya se oyen voces en tal sentido. No puede ser que, al menos, una parte considerable de ellos permanezcan doctrinalmente en la Edad Media y en la época de las cruzadas, aunque con armas del siglo XXI. Yo les recomendaría a estos radicales que se leyesen el libro del libanés Amin Maadouf (Premio Príncipe de Asturias 2010) titulado “Las cruzadas vistas por los árabes”, para que se dieran cuenta que las guerras santas no conducen a nada, salvo a asesinar injustamente. 

No voy a entrar en cuáles son las causas de las guerras en las que está incurso el mundo musulmán ni las que llevan a una parte de su población a vivir en la miseria, aunque sí es de destacar que otra vive en la superabundancia (Arabia, Emiratos, Qatar, etc) y los habitantes de estos países son los mejores clientes de las firmas comerciales y los restaurantes de los Campos Elíseos de París. Y es en esta ciudad donde se acaba de asesinar a varias personas en una tienda judía y en la editorial Charlie Hebdo, por el hecho de publicar unas viñetas que los integristas consideran ofensivas. No se les pasó por la cabeza demandar ante la Justicia francesa a la editorial, no, su decisión fue ¡nos los cargamos a ellos y al que se ponga delante, aunque sea musulmán! 

Todo esto es grave, pero lo que lo hace además sumamente preocupante es que los terroristas tenían la nacionalidad francesa, vivían en París y se desplazaban a campos de entrenamiento en Yemen para después volver a Europa y atentar. Y esto está ocurriendo con miles de jóvenes que son europeos porque han nacido aquí -se estima que son entre 2.000 y 11.000, el equivalente a una brigada del ejército- lo cual nos debe llevar a plantearnos si estos yihadistas han asimilado la educación europea que se les proporciona ¡gratis! o simplemente se valen de los privilegios que le concede nuestra civilización para atacarla. Ha llegado la hora de abrir los ojos. Los barrios musulmanes existen en todo el mundo y es lógico que ellos se unan y se apoyen. También los españoles, los italianos, los belgas o los ingleses cuando viven en otros países tienden a formar sus colonias y sus asociaciones. 

La cuestión está en que la Unión Europea tiene que condicionar la residencia estable en Europa a la aceptación de los principios de la civilización occidental de manera efectiva, por ejemplo hay que saber el idioma, la historia y nuestros principios. Y si no lo hacen, tomar las medidas oportunas, porque el que ha pedido venir a Europa, ha sido recibido y se queda, tiene la obligación de integrarse en el sistema de manera leal, aunque sea muy libre de elegir a sus amigos y su religión, faltaría más. La masiva manifestación del domingo en París es la prueba de que empezamos a abrir los ojos, aunque el problema no es la libertad de expresión –en Europa hay toda la que se quiera-, el problema es el terrorismo y las medidas a adoptar para combatirlo. No nos equivoquemos.

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