Opinión

Lo marciano

La recuperación en La 2 de esa extraña película de Jaime de Armiñán titulada ‘La hora bruja’ me invita a preguntar a quién podía interesar, hace veinticinco años justos, semejante historia. Y a reflexionar acerca del cine español que se hacía entonces y el que se hace ahora.

Sin pretender ofender a Armiñán, ni a Gutiérrez Aragón, ni a los popes del cine español de aquel entonces, creo que hemos ganado mucho. Que hemos ganado en conexión con el público. Un público que ha perdido el hábito de ver cine español, salvo en el caso de eventos puntuales: superproducciones como ‘Ágora’, sorpresas como ‘Celda 211’ o taquillazos con ramalazo televisivo como ‘Que se mueran los feos’.

La mayor parte de las producciones del cine español de ahora pasan la mano por la pared. Pero, a diferencia de ‘La hora bruja’ no son marcianas. No es marciana ‘La isla interior’ y mira que tengo todavía clavadita esa cifra de los 9.009 espectadores que pasaron por taquilla en su estreno. No es marciana ‘Nacidas para sufrir’ una deliciosa comedia negra en la que Miguel Albaladejo nos devuelve lo mejor de sí mismo. Y tampoco son marcianas las producciones de Gerardo Herrero ‘El corredor nocturno’ y ‘Las viudas del jueves’. Tienen en común que ninguna de las cuatro ha logrado encontrar el público al que iban dirigidas. Pero se trata de un cine vivo. Con actores prodigiosos. Nada que ver con ‘La hora bruja’.

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