Fíjese si era urgente la compra realizada en el año 2006 a la empresa del concejal Pérez Jácome que suministró el material un año después y a día de hoy esos 62.000 euros de altavoces continúan embalados en un sótano. Tan inútiles como el día en que se decidió comprarlos, según se desprende de la denuncia trasladada al Juzgado de guardia, sin concurso, ni publicidad, ni procedimiento negociado, ni partida presupuestaria, ni justificación alguna. No sé que dirá el juez ni soy yo quien para emitir sentencia judicial, pero ya que se ha abierto la puerta sí que es de justicia que los ciudadanos sepan qué tipo de extraña urgencia había para adjudicar a dedo aquel suministro al empresario Pérez Jácome. ¿Se imaginan que diría de este cambalache el concejal Pérez Jácome? Tal vez algo así: como concejal me parece de juzgado de guardia; como empresario y tratándose de mi empresa, parvo sería si no lo hiciese.
