En la pista central del mayor espectáculo del mundo en que se ha convertido la política, hay un numero que nunca falla. Cuando la intensidad informativa decae y el público comienza a pasar las páginas de la actualidad como quien pasa por el pedigüeño del súper, comienza el redoble de tambores y cae una nueva entrega de tomos de la Pokemon. Es un sumario sin fin, inmenso, lleno de insospechados vericuetos que conducen a lugares sorprendentes. Más que un sumario es un cajón de sastre. Allí cabe de todo, escuchas telefónicas, seguimientos internacionales a través de Google, seguimientos por los libros de registro de los hoteles, conversaciones con vecinos a los que en realidad les importan un bledo los sobornos porque beben a diario agua con arsénico, anónimos con detallados extractos bancarios de políticos, más anónimos acusando a otros políticos... Más que un sumario judicial, recuerda esa película enrevesada a la que le sobraba más de la mitad.
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