Opinión

EL CURA REBELDE

El padre Silva, ahora de nuevo beatificado luego de que su obra padeciese bajo el poder, no era un cura marxista ni un revolucionario. El padre Silva era un rebelde con una sola causa: la justicia social de profunda raíz verdaderamente cristiana, no de iglesia jerárquica.


No se arredraba ante nadie, para empezar ni ante el 'ordinario del lugar', aquel tridentino-franquista hazmerreír del Vaticano II, Temiño.


El padre Silva utilizó, sin embargo, hábilmente su condición de sacerdote para lograr cosas que se consideraban, incluso entonces, imposibles. A través de la esposa del omnipotente reyezuelo, con permiso de Gobernación, alcalde de la Ciudad Condal, Porcioles, consiguió permiso para levantar sobre la Plaza de Cataluña la carpa del circo de La Ciudad de los Muchachos, una vocación que le venía de su descendencia del fabuloso empresario Feijoo.


Empecé a frecuentar al padre Silva cuando yo tenía 17 ó 18 años. Entonces su obra estableció la sede en el antiguo mercado de A Barreira. Después pasó a la finca de su paciente madre, no lejos de las Burgas y finalmente en la Benposta, por cuya escuela, complementaria de la circense, pasaron muchos profesores ourensanos bien conocidos.


Eran los tiempos ilusionados, nada prodigiosos, de los 60. El padre Silva, capellán del único instituto de enseñanza de la ciudad, solía circular sobre su moto de gran cilindrada, disfrazado de 'ángel del infierno', abriendo el camino a los comandos pacíficos de sus muchachos en busca de 'trapabocha' (trapos, papeles, botellas y chatarra.)


Lo visitaba de cuando en cuando y sobre todo, aparte de varias entrevistas, me hacía eco de sus largos periplos mundo adelante, en mi columna de este periódico, mi primer periódico, 'Orense, noticia'.


La última vez que estuve a punto de verlo, aunque llegué tarde, fue durante su sentada, acostada en el Paseo.


Hoy ?y no se trata en absoluto de un lugar común- no acabo de creerme que al fin algo haya abatido al padre Silva, por cierto sólo seis años mayor que el que subscribe, si bien desde la perspectiva de la época me pareciese bastante viejo.

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