Opinión

Para pensar

El turismo es uno de los motores económicos del país. Más allá del binomio de sol y playa, cada vez hay más personas que huyen de la masificación y buscan una experiencia única. Y es ahí donde se sitúa el enoturismo. Una propuesta para descubrir nuevos espacios en Galicia, y especialmente en Ourense, con los recursos suficientes como para hacer una apuesta firme y de éxito.

Con cuatro de las cinco Denominaciones de Origen de Galicia, una de ellas compartida con Lugo, la provincia puede ofrecer turismo rural, cultura, paisajes y naturaleza, gastronomía y, por supuesto, buenos vinos, a través del turismo enológico. Una experiencia que está en alza, que provoca la creación de nuevas empresas en su territorio y es fuente de actividad y empleo. La clave es ofrecer alternativas de calidad, diferenciadoras, una formación permanente de los entes integrados, y, por supuesto, la promoción constante creada a partir de estudios que detecten fortalezas y debilidades. Una promoción, que, en caso de ser conjunta, se hace más fuerte. El Enoturismo, además de potenciar la riqueza vitivinícola fomenta el turismo rural, desestacionalizándolo, ofreciendo a los visitantes la posibilidad de dormir entre viñedos y saborear la gastronomía asociada a cada territorio. 

Se da a conocer el patrimonio material e inmaterial de un espacio, así como fomenta el aprendizaje alrededor de la cultura del vino, dándole un valor didáctico como un añadido al ocio. Con amigos, en pareja, en familia o solo, y  aún sin necesidad de poseer conocimientos previos de vino, descubrir lo que se esconde tras una botella de vino, el trabajo desde los viñedos, la historia asociada a un territorio o las múltiples actividades que pueden realizarse alrededor   del turismo enológico, es una atractiva experiencia que hace vivir el destino desde dentro, y crea en cada turista a un embajador de la tierra. 

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