Opinión

Lámpara flexo de aluminio

Deberíamos hacer las paces con la noche. Reconciliarnos con las criaturas vivas, a quienes apenas le queda ese espacio de libertad sin nosotros encendiendo luces, troceando la tierra, pegando tiros. En estos días cortos y noches largas, iluminar es casi una falta de respeto. Intento que mi casa sea una pequeña isla de sombras en la que pueda distinguir Orión desde la ventanta sin pedirle a los ojos un esfuerzo. Adentro apenas enciendo un par de bombillas de poca potencia para manejarme en el espacio y algo de luz aumentada sobre las páginas del libro y los útiles de cocinar. Vivir entre sombras debería ser la manera correcta. Una de esas luces-sombra es este flexo sobre la mesa de trabajo.

Es un flexo construido en aluminio en algún momento de los años 60 o 70. Es el modelo que todos teníamos cuando éramos pequeños, el que había en cada casa, el flexo esencial que imaginarían varias generaciones si tuviesen que pensar en flexos. Este se puede conseguir como herencia natural o baratísimo en cualquier rastrillo. Imagino que lo diseñó alguien que pasó sin pena ni gloria. Tiene tanta o más verdad que esos flexos icónicos, el mítico Anglepoise, el sempiterno Punto o la hermosa lámpara Fase que presiden muchas mesas opíparas. Además, trabaja como el mejor.

El flexo está hecho para iluminar un breve espacio en la mesa de trabajo, para estudiar y entregarse a tareas sesudas, para poner cordura en un rincón. Ilumina leve pero concentrado, permitiendo una sombra sostenida, manteniendo la calma, pidiendo permiso a la noche. Tiene la forma esencial de una luz focalizada y todo él responde a esa tarea. La base, en forma de cono, está rellena de un derivado de cemento para ganar peso y firmeza y no vacilar con su mirada. El interruptor, una baratija plástica, es una hermosura que no se puede accionar sin sonreír. Todo su cuello es una articulación que podemos retorcer sin piedad hasta que la lámpara, donde vive la bombilla, apunte donde pensábamos. Este humilde flexo le da a la vida la luz justa. Cuando oscurezca apretaré su botón para invocar a las sombras. No necesitamos ver más.

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