Opinión

Desflore vernal por estos pagos

La entrada siempre vacilante de la primavera por estos pagos no deja de deparar esa explosión vernal o primaveral celebrada en todas las culturas.

Por esta nuestra tierra las invasoras mimosas de la especie acacia, jalonaban todas las faldas y desde o Ribeiro se han extendido prácticamente por todo el territorio galaico.

Dicen que las trajo de Tasmania o Australia un franciscano, y si bien en su día, porque hoy no se estaca, se alambra, de utilidad, por usarse como palos para fijar las vides; pronto, por incontroladas, fueron extendiéndose no dejando crecer nada bajo su sombra y expandiéndose cada vez más.

Tan hermosa su floración como nocivas sus plantaciones, de tan imposible desarraigo como temprana y mustia floración, que cuando te introduces en algún estrecho camino rodeado de ellas, de gratísimo perfume. Hubo un par de estas plantas en corpulentos árboles revenidas que bajo sus frondas hacía imposible otra forma de vida vegetal y que cada año había que desarraigar o cercenar más bien los cientos de plantones cuando más de un metro crecidos. Hay que imaginarse como y con que facilidad lo van colonizando todo.

Las flores que tamizan el campo se preceden por las margaritas que en las praderías tanto lucen, pero a mi más me iluminan la floristería arbórea por su magnitud. Es de ver como se van escalonando, sin solaparse, las florescencias de las frutas de hueso, de las que las primicias, de las variedades de ciruelos, claudieros, fatoneros, para seguir no con la blancura de éstos sino con el morado de pavíos y melocotoneros cuando como agazapados hacen casi palidecer a todos los ramilletes la albura de los perales, que ya es mucho competir con la blancura de los de hueso, pero parece ésta una competición a ver quién luce más esplendorosamente sus galas, cuando como sin ser llamado a la fiesta floral emergen los membrilleros con unas magníficas flores blancas con el lila de sus estambres; todo esto como a la espera allá por estas postrimerías marzales y en los abrileños días del florecer de los cerezos, el prunus avium o ciruelo o cerezo de las aves, espectáculo que tiene su cenit en los contabilizados 1.800.000 del valle del Jerte, un atractivo que saben explotar en aquella comarca cacereña, atrayendo turismo y vendiendo cerezas un par de meses después; cuando de visita con un familiar hace decena de años, salvando el puerto de Honduras que desde Hervás da acceso al valle del Jerte, no se sorprendió tanto como cuando por estos montes avistamos un inmenso retamal en plena floración de tan inmaculada albura, que si también impresionaba.

Por acá a esta altitud que ronda los 100 metros sobre el nivel del mar, los cerezos ya florecen y se hacen notar por Reza y toda la ribera del Miño, aunque al ser tanta la variedad la floración no siempre coincide y a distintas altitudes se va retrasando allá por las postrimerías de abril cuando rondan los 1.000 las huertas donde plantados.

Con todo en cuanto a variedad de matices yo me quedaría con la flor del manzano, y con los ramilletes o umbelas del sauco, el sambucus nigra.

Atentos a las huellas o coberturas mas bien del polen de los pinos visible en cualquier orilla fluvial, lacustre o de charcos, los grandes árboles también exhiben su floración como las robinias e incluso las amarronadas u ocres de los laureles. Me pasma como las desnudas ramas en unas semanas se ornen de hojas para un florecimiento posterior o a veces anterior a la salida de las frondas.

Este desbarre primaveral precedido por esas camelias que durante toda la invernía no dejan de lucir sus pétalos, de hasta una variedad de 8.000 solo en Galicia; una cifra mareante.

Olmos, tilos, laureles, pinos, alisos, sauces, álamos que algunos vecinos molestos con esa expansión de sus semillas envueltas en esas sutiles y etéreos a modo de algodones que han propiciado tantas talas, por la interposición de unas denuncias de alérgicos vecinos. Los arces, de los más abundantes, jalonando las aceras de muchas carreteras, ahora menos por le exterminación que sufrieron al ampliarse aquellas o a los que la sierra haría desaparecer cuando algún accidentado contra su tronco.

Por si fueran poco ornamento los árboles realizan la fotosíntesis captando energía solar, sin enchufes; la purificación del aire absorbiendo anhídrido carbónico y emitiendo oxígeno; la moderación regulando la temperatura y la humedad; la protección del suelo evitando la erosión; la purificación del agua del subsuelo con su sistema radicular, que obra el milagro de la intercomunicación entre ellos para avisarse de plagas, etc. la contribución a la conservación de vertebrados e invertebrados ¿Quién da más por tan poco?

La Naturaleza da para muchísimos entretenimientos en el pasear calmoso, reposado y de observación. Con cada árbol gastaríamos más que minutos, con cada ser vivo, incluso con esas laboriosas hormigas, que dicen serían las únicas supervivientes y lo serán cuando la Tierra devastada por otra más de las muchas extinciones masivas que sufrió a través de miles de millones de años.

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