Lo sabe cualquiera que tenga que ir al médico: a nuestra sanidad pública universal y gratuita el traje le estalla por las costuras. Ya apenas le tapa las vergüenzas. La sanidad pública está desbordada por la presión de los inmigrantes y de los cada vez más numerosos pacientes de edades avanzadas. Si todavía no se ha colapsado es por la buena voluntad y el sobreesfuerzo personal con que la mayoría de los buenísimos profesionales del sistema público sortean la falta de medios. Cualquiera que tenga que ir al médico sabe cual es la solución. Más dinero. Invertir en la formación de nuevos especialistas y en las nuevas tecnologías sanitarias que la ciencia pone a nuestra disposición. Pero, en campaña electoral se ve que no toca hablar de esto Tampoco de la educación. Lo sabe cualquiera que tenga hijos o hijas en edad escolar. La -no hace tanto- envidiable enseñanza pública española adolece de la misma falta de recursos humanos y materiales que la -también en tiempos bien recientes- envidiable sanidad pública española. La oferta de plazas de guardería y de escolarización entre 0 y 3 años va muy por detrás de la demanda que ha introducido en el sistema educativo el repunte que está experimentando la tasa de natalidad española gracias al aporte de de los inmigrantes. Y en la enseñanza secundaria, la escasez de profesores de apoyo para ayudar a los menores inmigrantes que tienen dificultades para incorporarse al curso que les corresponde por edad, dificulta la integración de estos chicos y chicas en nuestra sociedad, y paraliza el avance de los alumnos españoles, alentando la xenofobia y el fracaso escolar, que, nunca es un fracaso de los chicos y chicas, sino del sistema. Como la violencia en las aulas. Pero, estamos en campaña. Las Pensiones, la Sanidad y la Educación públicas, y, desde esta legislatura, la Ayuda a la Dependencia, son los pilares del -todavía envidiable- Estado de Bienestar español. Los cuatro orgullos de nuestra democracia. Nuestros mayores éxitos como sociedad. Ni siquiera mantener los impuestos en el nivel que ahora están garantiza que los tres que ya están implantados -pensiones, educación y sanidad- puedan seguir siendo universales y gratuitos a la vuelta de unos pocos años. De la Dependencia -si no subimos los impuestos- ni hablamos. O le inyectamos más dinero al sistema, o no aguanta. De esto es de lo que tendrían que estar hablando Zapatero y Rajoy en vez de repartir cheques. Pero, ¡vete tú con apelaciones a la responsabilidad de los políticos en campaña!
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