Opinión

Tiger Woods, el 'tigre' en busca de su redención

El tigre vuelve a rugir en su hábitat natural, el campo de golf. Eldrick 'Tiger' Woods ha pasado un auténtico calvario durante los últimos meses. La máxima estrella actual de este deporte se vió inmerso en un follón descomunal por sus líos de faldas y problemas conyugales, aireados por unos medios, más amarillos si cabe que los ingleses, y una legión de fulanas con ganas de hacer caja, relatando las hazañas sexuales del golfo en la cama.

En la mentalidad latina, las correrías de Woods no le implicarían una censura moral como la sufrida en su país. Incluso recibiría las felicitaciones de muchos hombres que envidian su situación: inmensamente rico, dedicado a su pasión, admirado por los de su género y ansiado por las del contrario. Para la mayoría podría ser el súmun de la felicidad.

En la mentalidad anglosajona, el deportista debe ser un caballero, dentro y fuera de su actividad. Un hombre modelo, marido y padre ejemplar, trabajador, a ser posible practicante religioso, y respetuoso con las costumbres sociales. Las aventuras de Woods revelaron al gran público estadounidense que él no era tan perfecto como se pensaba. Tal sorpresa le costó unas durísimas críticas, el cese de algún contrato de publicidad y -quizá lo más sonrojante- que su intimidad fuese un tema tan habitual entre sus compatriotas como el tan manido debate sobre la sanidad. Siendo incluso sometido a juicio y humillación en cada intervención pública.

Woods tuvo que callar y bajar la cabeza. Ingresar en una clínica por una 'adicción al sexo', seguir un tratamiento descabellado y admitir su culpa ante el tribunal popular. En España no se habría visto cosa igual.

En Estados Unidos, sin embargo, existe otro concepto muy extendido en el mundo deportivo. El de la redención o la segunda oportunidad. Se reconoce al ganador hecho a sí mismo, pero también a quien rectifica un error y regresa a su nivel de excelencia. Tiger ha perdido perdón de todas las formas posibles, se ha fragelado ante el gran público y ha retomado la actividad que mejor sabe hacer, jugar al golf. La semana pasada participó en el clásico Masters de Augusta, uno de los grandes torneos del año, terminando como cuarto clasificado. Incluso la nueva campaña publicitaria de su principal patrocinio es una declaración de propósito de enmienda.

Curiosa coincidencia, el ganador del torneo fue su compatriota Phil Mickelson, prototipo del padre ejemplar y sufrido esposo, siempre al lado de su mujer, convaleciente de un cáncer. Esas historias de superación que tanto gustan al otro lado del océano. Woods escribe ahora la suya.

Te puede interesar