Apareció por sorpresa, perfectamente organizada, con ingenua simplicidad; un grupo indeterminado que proclamaba su indignación, un sentimiento que últimamente, de ser medido, hubiera asustado a muchos analistas políticos. ¿Existen en España motivos suficientes para que los ciudadanos estén indignados o simplemente cabreados?, conteste cada lector. La 'gobernanza' no resulta ejemplar. Los enfrentamientos entre diversos intereses autonómicos son preocupantes (financiación, cauces hidráulicos, etc.)
Las erráticas medidas del Gobierno no han servido realmente para solventar la enfermedad que desde hace muchos meses devora a la sociedad española, a quien la 'golfa crisis financiera internacional' contagió el mal inicial. ¿Reaccionó a tiempo Zapatero?, desde luego que no. ¿Estaba intelectualmente preparado el ciudadano presidente para afrontar con éxito una coyuntura semejante?, conteste cada uno de ustedes. ¿Ocultó la gravedad del tsunami económico el compañero ZP para no perder las elecciones en el año 2008?, ustedes ¿qué piensan, qué opinan? Él, que presumía ante su corte de gardingos diciendo 'España está en la Champions Ligue de la economía', 'que me perdonen mis amigos Berlusconi y Nico Sarkozy por haberles superado', de repente se cae de su burro, un borrico ecológico y sostenible, educado en tierra de infieles, y nos lleva a la triste sorpresa, de entre otras lindezas bajar sueldos, congelar pensiones, regular la velocidad, quitar prebendas sociales, etc. Y, ¡digo yo!: ¿no es para estar indignados, cabreadísimos, cuando ¡los parados se acercan a los cinco millones!, cuando, ¡el paro juvenil es ya superior al 45%!?
Está claro que la partitocracia irrita a muchos españoles; que la politización de las cúpulas de la justicia y su lentitud ofende a los pensantes; que la corrupción pudre a una parte de nuestra plural sociedad política; que nuestra generosa Madre Constitución del 78, que fruto del consenso puede albergar en su seno a unos y otros, está siendo puesta en peligro con el irresponsable y frívolo proceder de quienes pactan cambios estatutarios y, tal vez, por coyuntural interés partidario promueven decisiones de los más altos tribunales del Estado, que ¡no me lo puedo creer! Felizmente la sociedad no está muerta y nace el llamado 'Espíritu del 15-M', que propone la 'democracia real', me parece justificado. Las fechas de su eclosión me hacen sospechar que es fruto de una manipulación sucia e interesada.
El conocimiento de algunas de sus propuestas me llevan a pensar que su objetivo es coincidente con los que siguen nostálgicos de un Estado Federal, por eso titulo estas líneas como: 15-M 'democracia republicana'. No estaría mal regalar a Su Majestad un pito para que cumpla con su mandato constitucional: ¡moderar y arbitrar! En todo caso, que se fume un pitillito y que nos salve? bueno, ¡si puede echarse el pitillito! que ZP nos lo tiene también prohibido. ¿No es para cabrearse? Y todo en vísperas de pagar a Hacienda.
