Opinión

SEÑOR PRESIDENTE, UN SEGUNDÍN

En primer lugar, señor Rajoy, reciba mi más sentida y modesta felicitación por su triunfo y mi deseo de éxito en su trabajo, por usted y por el bien de todos los españoles. Permítame que le ocupe un segundín de su tiempo, es posible que me lo agradezca. Verá, soy un profesional de televisión que inicié mi trabajo en el amanecer de Televisión Española, en febrero de 1957, cuando tenía usted dos añitos. Éramos muy pocos entonces y con nuestro esfuerzo e ilusión iniciamos un bello camino, una noble función: informar, entretener y formar a los españoles. Las pasábamos canutas. Como le habrán contado, las limitaciones eran muchas y sólo la ilusión que sentíamos nos permitió que 'aquella cosa', la única televisión de España, fuera creciendo y mejorando. Un admirado amigo común tuvo algo que ver en ello, se llama Don Manuel y se apellida Fraga Iribarne, y bajo su mandato los premios internacionales conseguidos por 'la cosa aquella' fueron múltiples. Se decía aquello de 'con Fraga hasta la braga'. Todo se hacía 'a modiño', 'con sentidiño'.


Usted, Don Mariano, está dando prueba de conocer bien esa, llamemos, filosofía gallega. Llegó la Transición, la que llaman modélica, y nos engañaron. Nos hablaron de que la panacea para España era la televisión privada; los que nos habíamos formado en Estados Unidos nos sentimos ilusionados, ¡vamos por el buen camino, pensamos! Pero, ¿cómo se organizó la tan ansiada novia?: mal. La UCD dudó, se asustó, de eso seguro que se acuerda, ya tenía usted 22 añazos. Llegó el Gobierno socialista y con él la tele privada, pero: ¿cómo llegó? Con la intermediación de Bettino Craxi aterrizó en España Berlusconi con su Telecinco y las 'Mamachicho', ¡empezó la modernización de España! Hay quien asegura que desde la tumba de Unamuno se volvió a escuchar un ¡me duele España! Y surgió la España cañí, Don Mariano. Un inteligente empresario español, al que llamaban 'Jesús del Gran Poder', apeló a algo tan español como los genitales masculinos: 'A ver si tiene cojones Felipe a negarme a mí un canal de esos'. Estaba naciendo Canal Plus y, en una larga cambiada a la legalidad, lo hacía como canal de pago; años después, de modo parecido, se negoció con el mismo grupo y se habilitó el canal Cuatro en abierto. Para terminar el reparto de la tarta, se concedió Antena 3 al conde de Godó. Lo de Cuatro y la aparición de la Sexta fue bajo el finiquitado periodo ZP. Nació para el mismo grupo en el que figura el marido de la exministra Chacón, un periódico, el llamado 'Público' y, curiosa coincidencia, los medios públicos reniegan de su nombre: Televisión Española y Radio Nacional de España empiezan a denominarse extraoficialmente Canal Público y 'La Pública' en clara publicidad del citado diario.


El afán disgregador de España que ZP ha mostrado es manifiesto. Espero que usted sepa enderezar el entuerto de manera rápida, con sentidiño y contundencia. Reorganizar el mundo de los medios, es necesario; salvaguardar la pluralidad de grupos de comunicación menores, es una obligación urgente. El dañino intento de evitar el adjetivo de 'nacional' a la televisión y 'radio' oficiales de España es una traición al artículo 2 de la Constitución española y ha sido un pérfido elemento de bastarda negociación con los nacionalistas. Dese prisa, señor presidente, ponga al frente de la 'cosa' a un profesional de radio y televisión independiente, honesto, que conozca la profesión, que sepa de las diferentes formas de manipulación, para evitarlas, y que tenga el coraje y la decisión para servir a un concepto tan ignorado por muchos como es servir de verdad a España y su unidad. No caiga usted en el error de encomendar la misión a un político. Permítame el consejo, pero pienso que tal vez de chaval le hice pasar un buen rato con el programa infantil de Valentina, Locomotoro y el Capitán Tan que con tanta ilusión realicé.

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