Opinión

El riesgo de una España incompleta

Esa es la idea. No sería la esquina Noroeste, sino toda España, la que resultaría daminificada si el Corredor Atlántico Ferroviario de Mercancías no se acomete cuanto antes, aprovechando los fondos europeos Next Generation. Tendríamos un país no sólo desequilibrado sino incompleto si, como hasta ahora, se centran los esfuerzos en el Corredor Mediterráneo, considerado prioritario y casi excluyente. Galicia -con el Norte de Portugal-, Asturias y Castilla-León reúnen en su conjunto un notable potencial económico que se materializa en una gran capacidad exportadora que irá a más si se dispone de las infraestructuras necesarias. Su despliegue arranca con retraso, lo que puede y debe ser compensado con un firme compromiso político a salvo de partidismos y el correspondiente sobreesfuerzo inversor.

La foto de los presidentes gallego, asturiano y castellano-leonés - dos “populares” y un socialista- reunidos en la “cumbre” de Compostela pone de manifiesto, una vez más, la existencia de un clima de entendimiento entre territorios que tienden a ser injustamente considerados periferia desde la óptica política estrábica o desde un centralismo miope y que reaccionan de forma coordinada y solidaria frente a decisiones u omisiones que en realidad perjudican al conjunto de España. Se entiende que sean ellos quienes, legítimados por la lealtad institucional y un afán constructivo, reclamen del poder central una visión global que se echa en falta en decisiones tan trascendentales como el diseño del mapa de las grandes infraestructuras de transporte que requiere el futuro inmediato para hacer frente, entre otros, al reto de la sostenibilidad. 

Se diría que por una vez en Moncloa supieron leer el mensaje. La designación del comisionado es un avance, un gesto tal vez oportunista, por el momento elegido, pero trascendental en el desarrollo de la estrategia compartida por Galicia, Castilla-León y Asturias, que solicitan del Gobierno de España un Plan Director que planifique y ponga fechas a las actuaciones necesarias para que el corredor ferroviario del Atlántico empiece a ser una realidad cuanto antes. Con el nombramiento, el Gobierno de Sánchez adquiere el compromiso de impulsar en paralelo corredores ferroviarios en los ejes atlántico y mediterráneo para potenciar el trasnsporte de mercancías dentro de España y la conexión con las grandes redes transeuropeas.

También en este ámbito, el Norte de Portugal, siempre receloso con el centralismo de Lisboa, mira hacia arriba, a Galicia y a Castilla-León. Nuestros vecinos hacen causa común con gallegos y castellanos en la reclamación de conexiones ferroviarias de alta capacidad que les conecten con Francia y Europa. El Gobierno luso, al menos hasta ahora, parecía tener las ideas claras en cuanto a priorizar el enlace por tren para viajeros y mercancias con el sur gallego, un empeño no correspondido desde España más allá de las declaraciones de intenciones. Hay riesgo de que esa prioridad decaiga por el reciente cambio de ministro en Portugal. En el lado español, paradógicamente, la esperanza es que haya mudanza en la Moncloa y que su nuevo inquilino, el gallego Feijóo, cambie la aguja de la prioridades y que un proyecta tan vital como el Corredor del Atlántico no acabe en vía muerta.

Te puede interesar