Opinión

Rueda, varios triunfos en uno

Con permiso de Perogrullo, el 18F tiene un único e indiscutible ganador. El candidato del PP, Alfonso Rueda, ganó las elecciones autonómicas con claridad y por ello seguirá presidiendo la Xunta cuatro años más, ahora ya con la autoridad que le otorga el pleno respaldo de los gallegos en las urnas, y no por haberla heredado de Alberto Núñez Feijoo, ni por haber sido instituido como su sucesor por las estructuras del partido en un congreso aclamatorio. En adelante, nadie podrá negarle a Rueda la plena legitimidad de la responsabilidad política que va a seguir ostentando. Un 47,3 % de apoyo en las urnas, que se traduce en cuarenta diputados, mayoría holgada, más que suficiente. Esos son ahora, hacia adentro y hacia afuera, los atributos de poder de Alfonso Rueda. Y bien mirado, han sido en la práctica varias victorias en una.

Porque Rueda, como indiscutible vencedor tanto en votos como en escaños, muy por delante de sus rivales, ha derrotado a esa atmósfera de euforia contenida que a pocos días de las elecciones se respiraba en los ambientes progresistas, y cuyo aroma llegaba también hasta los aledaños del propio PP, donde no las tenían todas con ellos, a pesar de que los trakings les eran favorables. El líder de los populares gallegos logró surfear la ola de cambio que se había levantado en el mar calmo de la política gallega y que amenazaba seriamente la solidez del bastión conservador que siempre fue -y sigue siendo- Galicia . Al mismo tiempo, el líder de los populares gallegos desinfla la expectativas de un Benegá que, apoyándose en el Pesedegá, se veía ocupando los principales despachos de San Caetano, empezando por el de presidencia. El triunfo incontestable de Rueda agua en parte la fiesta al pontonismo, que tendrá que esperar algún tiempo más para conseguir sus objetivos de máximos.

Es, sin duda, una victoria además para el PPdeG y para Rueda no depender de Democracia Ourensana para, primero, ser investido, y después, que es lo más importante, para gobernar sin condicionamientos. Y para los ganadores del 18F es no menos tranquilizador -y desde luego otro éxito reconfortante- que no le arrebatase el dichoso escaño al PP sino a los socialistas. Que a la hora de la verdad, sin necesidad de cordón sanitario, y al contar con un único diputado que no pincha ni corta, el populismo jacomita solo pueda meter ruido en el Parlamento gallego, dar la nota o “rosmar”, como dicen ellos mismos; eso, en el fondo, es un éxito más de Rueda. Un logro del que se van a beneficiar el resto de los partidos, el sistema institucional y los ciudadanos en general.

A quien no derrotó Rueda fue a las encuestas. No le hizo falta, porque esta vez la demoscopia casi dio en el clavo. Con la excepción del CIS de Tezanos. O no.

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