Opinión

El enemigo dentro

La irrupción de Podemos en el panorama político con una fuerza inusitada que ha tomado por sorpresa a todos los partidos políticos ha convertido a esta formación, en el enemigo a batir por parte de todos ellos. Por la derecha porque su mensaje político es considerado cuasi revolucionario y tratan de desprestigiar sus propuestas por utópicas. Por la izquierda porque puede contribuir aún más a su fragmentación, y a restar votos a todos los partidos que se encuentran a lo largo de esa línea y que tratan de recuperar espacio con propuestas que frenen la potencia de fuego neoliberal.

Pero al entrar en el debate político y exponerse y exponer su discurso ante una ciudadanía que va más allá de las redes sociales y de las asambleas y círculos en los que se genera su magma ideológico, esta formación corre el riesgo de caer en las mismas contradicciones que aquellos de quienes denuncian su forma de hacer y entender la política, su criticada “casta”. Por cierto, una terminología para referirse a políticos y sindicalistas que antes que el líder de Podemos utilizaban con profusión tertulianos y medios de la “TDT party”, y que aunque no le falte razón para denostar algunos de sus comportamientos y privilegios, debe explicar mejor cual es su propuesta de sustitución, no vaya a ocurrir que se encuentren por el camino otros aliados que desde posiciones completamente opuestas y ciertamente populistas en lugar de ofrecer un programa de fortalecimiento de la democracia intenten acabar con ella.

Otro riesgo de Podemos y de su líder es que caigan en la tentación de los políticos profesionales de dar largas cambiadas y utilizar eufemismos cuando las preguntas que se les plantean públicamente son comprometidas, o que la cúpula trate de perpetuarse y de monopolizar el poder interno. Que podría ser una tentación lógica puesto que el grupo de Pablo Iglesias ha sido el que ha levantado el andamiaje de un edificio que quieren que perdure, y han caído en ella utilizando los métodos que rechazan, pero han comprobado la eficacia que tiene para ello las listas cerradas y el centralismo democrático, que ha dado como resultado una elección “a la búlgara” de la lista que ha de poner en marcha la Asamblea Ciudadana del próximo mes de octubre.

Por el momento y hasta que el resto de los partidos de la izquierda acaben por encontrarse y reponerse del susto de las elecciones europeas, los principales enemigos de Podemos están entre sus líderes y sus propias declaraciones. Si Pablo Iglesias comete errores como el de días atrás al afirmar que el terrorismo de ETA tenía motivaciones políticas, está pisando un terreno muy resbaladizo por el que se va a deslizar pendiente abajo. Claro, todo tiene motivaciones políticas. Pero a continuación es preciso explicar que la interpretación de esas causas ha sido una equivocación que ha causado mucho dolor innecesario y que obligaron a la sociedad española a esforzarse de tal forma que hasta lo han acabado comprendiendo quienes defendían o callaban ante la lucha armada y que se han visto obligados a reconocer su derrota política y social.

En fin, Pablo Iglesias, que es ya desde hace tiempo un político profesional, deberá poner especial cuidado en lo que dice y como lo dicen porque pueden convertirse en el principal enemigo de Podemos.

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