Opinión

Aquella actuación del Ballet Rey de Viana en el pabellón de los Remedios

Ballet Gallego en Ourense.
photo_camera Ballet Gallego en Ourense.

Revisando viejos archivos, me sale al paso el programa de la última y espectacular estancia en Ourense del Ballet Gallego Rey de Viana, que entonces se encontraba en pleno apogeo. Y la ocasión fue el gran festival celebrado en el Pabellón de los Remedios, como acto final de las celebraciones del 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Inmaculada en la isla de Bommel por el Tercio de Bobadilla, antecedente del Regimiento de Infantería Zamora 8. Aquel gran acontecimiento se celebró el 14 de diciembre de 1985, cuando al viejo regimiento le quedaban apenas dos años de existencia. Pocas veces se viera el pabellón como aquel día. El Festival fuera cívico-militar, con presencia de las autoridades, una amplísima representación de la sociedad ourensana y el entonces capitán general de Galicia José Buigas Gómez, y al final se hizo una hermosa alegoría en la que intervinieron junto con los bailarines y bailarinas soldados del regimiento.

Ya he contado aquí que, salvo no contar con los apoyos públicos, el Ballet Folklórico Ourensano, de “Chicho”, no desentonaba en originalidad, repertorio, vestuario y puesta en escena con el de Rey de Viana. Este último ballet, quizá por su dependencia institucional tuvo peor suerte que el de Juan Gonçalves Bavío, de carácter absolutamente particular. Cierto que el ballet de Rey de Viana, surgido en 1949 y extinguido el 8 de noviembre de 2005, llegó a ser por fama y obra uno de los más conocidos del mundo. Se lo cargó el gobierno bipartito aquel, cuya conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, vino a decir que el grupo “non responde á idea que ten da danza o novo Goberno galego”. Por lo visto eran unos expertos danzarines.

La coreógrafa y esposa de Rey de Viana, Victoria Canedo, recordaba la historia y trayectoria del Ballet hasta que le llegaron las primeras ayudas y las giras y triunfos fabulosos por América. Por fin, la Diputación de A Coruña ofreció a Rey de Viana y a Canedo hacerse cargo del ballet, y así se hizo, en lo que sería una larga etapa de éxitos y reconocimientos hasta que las cosas se torcieron, al forzarse la jubilación de Rey de Viana, a sus 65 años. Tras arduas negociaciones, el ballet pasó a depender de la Xunta, dirigido por Victoria Canedo. Los avatares del Gobierno gallego acabaron con aquella historia.

Ha habido otros intentos de ocupar el espacio dejado por el ballet de Rey de Viana, pero siempre he sostenido que Ourense tiene una deuda de reconocimiento con el otro gran coreógrafo que sin medios ni apoyos creó una institución folklórica de no menos valores. Ya he contado que me siento muy vinculado a la misma, con la que tuve una breve pero profunda relación en el otoño de 1967, etapa de la que guardo gratísimo recuerdo. En ese sentido quiero recordar que aquel Ballet Foklórico Orensano nace en 1963 (primero sólo como Ballet Gallego) y se consolida a lo largo de los 60, los 70 y 80. “Chicho” es un hombre de un enorme entusiasmo como investigador y creador escénico. Insisto en ello. Y, además, es un mecenas de su propia obra.

Este ballet forma parte de mis propios recuerdos de juventud, cuando no empezara mi carrera en la radio y todavía no cumpliera el servicio militar. Mucho aprendí, colaborando por un tiempo presentando en diversos escenarios de Ourense y su provincia las actuaciones de este ballet. Con su rigor y empeño didáctico característicos, quería su director que el público entendiera el contenido y sentido de cada montaje. De modo que prepara conmigo unas notas previas que yo presentaba en cada función a lo largo del desarrollo de la misma allá donde actuara. No sé si existe o se le ocurriera, pero creo que saldría un excelente libro del conocimiento y la investigación realizada a lo largo de su vida por “Chicho”. Tampoco desmerece el palmarés de actuaciones de su ballet dentro y fuera de Galicia del que son reflejo las placas y premios que atesoran sus vitrinas. Puedo dar fe del rigor de Gonçalves Bavío en los montajes, coreografía y vestuarios y creo que merecen no ser olvidadas varias generaciones de chicos y chicas ourensanos que pasaron por la institución y hasta posaron para una serie de postales sobre lugares de Ourense, que hoy son piezas de coleccionista.

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