Opinión

Inmortalidad y dolor

La Turritopsis nutricula es una pequeña medusa de apenas cuatro centímetros de tamaño que ha alcanzado el preciado don de la inmortalidad, únicamente interrumpida si alguno de sus múltiples depredadores acaba devorándola. Los científicos que estudiaron el fenómeno quedaron asombrados de la duplicidad del envejecimiento y el rejuvenecimiento que se producían simultáneamente. La transdiferenciación de las células de la medusa es similar al proceso de las células madre de seres vivos más complejos y, por lo tanto, de los humanos. El Viejo Milenario no tiene parentesco alguno con la citada medusa, por esa razón trata de explicar el porqué de su literaria y dilatada existencia; para ello se ha propuesto organizar las pruebas que lo justifiquen. Es un reto que inicia pero no sabe si podrá rematarlo con la diligencia que exige tan preciado don. Es consciente de la maldición caída sobre “el judío errante” que debe recorrer la tierra hasta la Parusía (segunda venida del Mesías a la Tierra) castigado por haber negado agua a Jesucristo en su cruento recorrido con la cruz a cuestas hasta el Calvario. Por eso trata de huir de la mitología y de la superstición para alcanzar sus objetivos seleccionando aquellos momentos de su vida que han soportado el paso del tiempo.

Todo empezó con un big bang personal: la búsqueda de la verdad y de la razón de la existencia a través de la integración en un Todo absorbente donde el dolor y la sabiduría irradiaba de la figura omnipotente del abuelo convertido en un icono familiar. Marxismo decadente, cristianismo protector, fuerte patriarcado, evasiva imaginación, miedo y perdón, inteligencia y compromiso. Amistades peligrosas, lecturas clandestinas, amores juveniles, angustia sin perdón, dudas y más dudas, sacrificio y dolor. El Viejo Milenario guarda, como si de un tesoro se tratara, un cuadernillo escrito por su abuelo en julio de 1934 aprovechando las vacaciones estivales en Limeres (Cerdedo)… El contenido del cuadernillo es fruto de una intensa reflexión sobre la Energía Universal que adquiere la categoría de Totalidad. En él se pregunta: ¿nuestra energía psíquica está fuera del cuadro de la Energía Universal? Asume que en el aspecto religioso Dios es un concepto de Totalidad Omnímodo, Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente; en definitiva todos los atributos de la Totalidad: el Saber, el Poder y el Estar.

El abuelo afirma “no estamos ante ‘Lo Real’ sino que somos parte integrante de ‘Lo Real”. Dotado de una intuición sobrenatural y de una inteligencia privilegiada, anticipándose a los tiempos, escribe: “Seguramente alguna de las terribles enfermedades cuya etiología es desconocida son simples desequilibrios del ‘todo cósmico’ ocasionados por continuas transgresiones del modo de vida de los humanos”. La Medicina es la ciencia que tiene que regenerar los “todos de energía” quebrantados en toda el área de la civilización; pero debe evitar el tratar el problema como un simple trastorno químico o biológico causado por alguno de los innumerables patógenos que viven en nuestro medio; la Medicina debe de adquirir la jerarquía de ciencia física, siendo secundario el estudio químico de la enfermedad por implicar curaciones tóxicas.

Los ensayos escritos por el abuelo en una humilde aldea abrieron la puerta del conocimiento al hoy Viejo Milenario, que trató de seguir los pasos de un atormentado sabio que sufrió la muerte de seres queridos, fue perseguido por el fascismo, padeció una terrible enfermedad, y sin embargo al final de sus días encontró la paz en la integración en el Todo, superando la inmortalidad de la Nutricula sin tener que esperar a la Parusía.

Te puede interesar