San Juan, en el “Apocalipsis”, describe a un animal monstruoso que muchos identifican con el Anticristo. Su nombre en aquellos tiempos era “la Bestia” y su gran objetivo era esclavizar las almas de los humanos. En la actualidad se presenta con el nombre de “Alienación” y su misión es idiotizar a la población para que se entregue sin resistencia a aquellos que beberán su sangre y comerán sus entrañas sin que se les ofrezca resistencia alguna. Para ello, la renovada Bestia utilizará a sus siervos para que procreen un ejército de íncubos y súcubos (destacan una mediocre convertida en diosa y su grotesco arlequín) que se extenderán por el mundo promoviendo la victoria del Maligno.
Hay muchas conductas del ser humano que debieran repugnar la conciencia al no tener explicación racional: padres y madres que martirizan a sus hijos llegando a matarlos; hijos que maltratan a sus padres y los abandonan cuando mayor es su dependencia; hombres y mujeres que utilizan la violencia por el placer de hacer daño; respetables ciudadanos que sin dudarlo explotan a sus semejantes para obtener cuantiosos beneficios económicos, etc. La sociedad se horroriza ante la aparición de un asesino en serie y maldice al terrorista que siembra la muerte indiscriminadamente movido por el odio y la venganza. No se duda en aplaudir el castigo a los que vulneran alguna norma de convivencia que ponga en peligro a nuestros seres queridos. Se desprecia y se condena al violador, al pederasta, al ladrón…
Sin embargo, los ciudadanos, inducidos por una alienación galopante, ponen en manos de íncubos y súcubos los derechos sociales y el futuro de los suyos. ¿Cómo si no se puede explicar que haya jubilados que votaran al PP que en los gobiernos de Rajoy ha incrementado las pensiones en un ofensivo 0,25 % anual? ¿Es posible que algún paciente, diagnosticado de enfermedades neurodegenerativas, incurables y dolorosas en fase terminal, haya votado por alguno de los partidos (PP y Vox ) que están en contra de la ley que regula la muerte digna (eutanasia)? Para el Viejo Milenario es la ley más importante de las aprobada en el actual periodo de sesiones; los que están en contra demuestran carecer de empatía y solidaridad con los que más lo necesitan.
Dado el grado de alienación de una parte importante de los ciudadanos es posible que desconozcan la importancia de la gestión de Gobierno de España y especialmente de su presidente: el socialista Pedro Sánchez. Basta citar el aumento del salario mínimo que en dos años subió 29%, mientras que el PP lo subió en siete años un 14. Dialogando, consensuando, pactando… ha reducido la tensión con la Generalitat de Catalunya, generando un clima de entendimiento que ha limitado notablemente el apoyo a la independencia, que había alcanzado niveles kosovares. Las ayudas del Gobierno a los más vulnerables han paliado los efectos de la pandemia, de la guerra en Ucrania, de la crisis energética, del cambio climático… No ha dudado en reducir los cuantiosos beneficios de la Banca y de las grandes fortunas estableciendo un impuesto “solidario”… que revierte en los más necesitados
La Bestia no dudó en utilizar todo su poder diabólico para acabar con su enemigo secular, el “Fidedigno” Pedro. Los enemigos de Sánchez, con la ayuda inestimable de los falsos socialistas que utilizaron el partido para sus interese (baste recordar a Juan Guerra, hermano de Alfonso), iniciaron una cruzada contra el mejor presidente que ha tenido España. Valorado como hombre de Estado por la comunidad internacional, ha superado dificultades que hubieran abatido a políticos de cualquier partido demostrando un tesón, una preparación y una categoría que solo la alienación de la población puede derrotar.
El Viejo Milenario, abandona su letargo y ofrece su humilde y limitado apoyo para que los siervos de la Bestia fracasen, lo que supondrá el creciente éxito de España.
