Opinión

Cartas Galicia - Madrid: Todos en pelotas

Javier Quero - Todos en pelotas

Querido compadre, Itxu:

Hace tanto calor que ayer salí a la calle a fumar a la calle y el cigarro se me encendió solo. Menos mal que los medios de comunicación ofrecen sabios consejos para combatir la ola de calor: no practicar deporte durante las horas que más aprieta el sol, vestir ropa ligera y hacer comidas livianas. Si no fuese porque lo repiten cada día en televisión, todos saldríamos a correr a las 4 de la tarde con una bufanda al cuello tras ingerir un bocadillo de polvorones y beber un caldito bien caliente.

Las tórridas temperaturas nos aturden. De otro modo no se explica la frase de Núñez Feijoo en un mitin en Málaga: “Las cosas que duran mucho tiempo son las cosas que merecen la verdad. La verdad y la mentira es aquello en lo que merece la pena dedicar una vida para que la verdad venza a la mentira y no la mentira venza a la verdad”. No lo intentes leer de nuevo o sufrirás un esguince de meninges.

Te escribo desde Madrid, con un ojo puesto en Galicia y otro en Andalucía. Ahora mismo parezco Fernando Trueba. El malabarismo ocular se debe al interés suscitado por las elecciones andaluzas y la posibilidad de que los votantes le propinen una patada a Sánchez en el culo de su candidato autonómico, de apellido Espadas. Parece que pintan bastos. Hasta la cadena SER, poco sospechosa de sus filias, asegura que “este año somos 3000 euros más pobres”.

A pesar de los ímprobos esfuerzos del presidente por procurarle una vida más amable a sus súbditos, nada le sale bien. La medida para bajar el recibo de la luz ha hecho que suba. Las iniciativas para subir la moral de los ciudadanos han provocado que baje. Del precio de la gasolina, si eso, ya hablamos otro día. Solo te diré que mi amigo Xavi Rodriguez, experto observador de mercados bursátiles y otros entretenimientos exclusivos de gente pudiente, me dice que la mejor inversión en nuestro país en este momento es comprar combustible hoy y venderlo pasado mañana.

Pedro El Hermoso, sin embargo, o con embargo, que lo mismo le da, presumía este mismo jueves de la buena marcha de la economía española en la clausura de la Global Mobility Call. Sería genial este hombre como humorista. Si hubiese sido capitán del Titanic, le imagino animando a los pasajeros a ponerse los bañadores para disfrutar la oportunidad de darse un agradable chapuzón. Solo él es capaz de convertir un naufragio en una diversión acuática.

No sé tú, pero yo siento rabiosa curiosidad por saber, si se confirma la debacle socialista en Andalucía, feudo histórico del PSOE, a quien atribuirá la culpa esta vez Pedro Sánchez. ¿A la SER? ¿A la guerra? ¿Al Covid? ¿A Franco? ¿A la ola de calor? ¿A la madre de Mbapé? Como ves, la retahíla de posibles culpables puede ser tan extensa como corta es la lista de éxitos del inquilino de la Moncloa.

Para huir de la actualidad me he refugiado en otras lecturas y me he topado con un titular que me inquieta: “Este es el pueblo al que, para entrar, hay que pagar y desnudarse”. Se refiere la información a un poblado nudista de Tarragona, donde los turistas airean el cimbel al viento y carecen de suministro eléctrico. Además, sólo comen verdura y no disponen de cobertura para el móvil, lo cual, imagino, agradecerán sus familiares a los que no pueden enviar selfies de sus vacaciones en porretas. No puedo evitarlo, compadre. Este “paraíso” naturista me parece la España actual: te dejan en pelotas, sin luz, sin poder comer carne, incomunicado y encima te cobran por ello. Incluso el nombre de la localidad, Fonoll, se transforma en Follón por efecto del corrector ortográfico. En ese pueblo sólo falta una prima de riesgo para componer el retrato completo. Y Sánchez de alcalde.

Itxu Díaz - La manzanilla de la esperanza

Querido compadre Quero:

Este sol es cosa mala. Solo te digo que me he ido a dar un paseo por los maizales del interior de Galicia, y no había ni uno con mazorca, estaba todo lleno de palomitas. Eso que te llevas. El próximo día me traigo una de Netflix y una hamaca. Supongo que así empezó el autocine. Aunque de un tiempo a esta parte soy incapaz de ver series de esas modernas plataformas. Han ganado en diversidad, dicen, pero en lo que han ganado es en pesadez. Netflix, Disney y demás industrias de entretenimiento están volcadas en exclusiva a modificar el patrón de pensamiento occidental y llevarlo hacia lo woke. Con un objetivo tan ambicioso y profundo es imposible entretener.

Ahora cuando tengo ganas de divertirme me pongo un mitin de la campaña andaluza, que se mueve entre la adoración a la torrija aceitosa y la preocupación monotemática por los asuntos sexuales de los andaluces; entre puticlubs y clases de perversión sexual para niños de diez años, uno no sabe si está viendo un mitin o aquel programa de la Ochoa que tan buenos momentos nos dejó en las imitaciones de Martes y 13.

No sé qué ocurrirá en las andaluzas, pero lo que es seguro es que no parará la fiesta; Dios bendiga a la manzanilla sanluqueña. Para mi toda Andalucía cabe en la discografía de Siempre Así, que puede resumirse en, pase lo que pase, encontrarás un motivo para brindar con los amigos y bailar con chicas guapas. Tengo para mi que los andaluces son la esperanza de España. De todos modos, si es cierto que el PSOE se rompe los cuernos contra las urnas, no tengas la menor duda de que la culpa será de Franco, que estamos en mes par; los meses impares la culpa es de Putin.

Me apunto la observación de nuestro amigo inversionista Xavi, pero le veo lagunas al plan: de acuerdo con lo de comprar combustible hoy y venderlo mañana. Pero, ¿con qué dinero lo compramos hoy? Si nadie tiene un céntimo. Que estos tipos lo han vuelto a hacer: han dejado la economía como un páramo, y el psicópata de La Moncloa aún presume de la buena marcha de la economía, imagino que será la suya, que la pagamos todos. Yo si tengo que invertir en algo lo haría sin duda en un concesionario de burros. O eso, o en una tienda de velas. Que así estamos los españoles: a dos velas.

Lo único bueno de que estén los socialistas en el Gobierno es que los sindicatos no están prendiendo fuego a las ciudades y atascando todas las autovías, con ese ruido tan burdo que hacen, que es el método que utilizan para reactivar la economía cuando gobierna la derecha. Me han dicho que están todos los sindicalistas haciendo cola en la entrada de Badajoz, con su platito de plástico, su litro de cerveza, y su pañuelo rojo al cuello, que se han enterado ya de lo de la plaga de langosta.

Me dejas asombrado con lo del pueblo naturista. Es la típica cosa que puedes hacer en Tarragona. Ponte tu a pasear en pelotas por Galicia en noviembre, con la única aportación calórica de unas cuantas hortalizas crudas, y verás que risa más grande. Siento cierta tristeza por los muchos amigos que resisten allí, pero los del negocio secesionista y los antisistema con coche oficial han convertido poco a poco a Cataluña en el trasero de España, el lugar donde toda estupidez desechada en otras latitudes encuentra su acomodo.

En fin, compadre, ahora que vemos la España de Sánchez en los últimos estertores, y que tal vez de una carta a otra tengamos cadáver a nuestra otrora gran nación, me anima mucho considerar la vieja reflexión de Jardiel Poncela, rebosante de optimismo: “los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen a hombros”. Y si no, siempre nos quedará el célebre aforismo de Mariano Rajoy: “¡viva el vino!”.

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