Opinión

Cartas Galicia-Madrid: "El plan Administraición" y Que ya vendrá la derecha con la tijera"

Querido compadre Itxu:

No sé ni cómo te escribo. ¡Qué días llevo! Te lo voy a confesar. Se me ha ocurrido solicitar una ayuda a la Administración. A la central y a la autonómica, que en mi caso es la de Madrid. Sí, compadre. Se me podía haber ocurrido recorrer el laberinto de Breogán, o hacer un sudoku de tres mil casillas, o incluso descifrar el recibo de la luz. Pero no. Decidí pedir ayuda a la Administración y ahora necesito que alguien me ayude a pedir ayuda a la Administración.

Esta fue la experiencia. Para empezar, existen dos formas de solicitar una beca, subvención o prestación similar: presencial o telemática. La primera tiene el ligero inconveniente de que hay que solicitar cita previa. Y tan previa. Para dentro de tres meses. Cuando ya ha acabado el plazo de presentación. Casi peor que lo de la sanidad, que entras Urgencias cadáver y te citan para la autopsia en marzo de 2023. Ante tal perspectiva, me autoconvencí de que sería mejor gestionar la solicitud de manera telemática. Ahí empezó el drama.

Para tramitar cualquier gestión en la administración electrónica son imprescindibles dos cosas: un ordenador y paciencia. Ordenador vale cualquiera con internet. Paciencia, hace falta en cantidad suficiente como para que el Santo Job a tu lado sea un ansioso espídico. Pero además de esos elementos, necesitas un lector de DNI o el certificado electrónico y para conseguirlos el trámite es presencial. Y para la clave pin, hace falta una aplicación que no tienes. Hasta los webs. Pero ya me conoces cuando me propongo algo. Me fui a comisaría, conseguí mi clave de DNI, me compré un lector de DNI, logré mi certificado digital y hasta la aplicación. Y entré al fin en la página donde debía rellenar mi solicitud. En esas páginas te preguntan cosas que no te preguntarían ni tus padres. Requieren datos tuyos que ni tú mismo sabías que existían. Y te piden que aportes documentos que has de conseguir en otras webs, rellenando otras tantas solicitudes y formularios diseñados por la madre que parió a Bill Gates. Entre medias, páginas que se quedan colgadas, indicativos de error al cargar los archivos y trampas similares, perfectamente colocadas con el fin de que el usuario, agotado, cambie la solicitud de ayuda por la del ingreso en un psiquiátrico. Tras seis días delante de la pantalla, me he dado por vencido y he acudido a mi Ayuntamiento, informado de que disponen de una ventanilla única, dicen que así llamada porque en ella se puede realizar cualquier trámite presencial de cualquier Administración de cualquier territorio. Al llegar descubrí que lo de ventanilla única era literal. Única. Una sola para todo y para todos. Cuando me tocó la vez, antes de dar los buenos días, me dirigí al funcionario acordándome de los muertos de la Administración en un tono de voz similar al de un tenor atrapado en un edificio en llamas. Ni se inmutó. Simplemente me preguntó si estaba empadronado. Mi respuesta: “¡¿pues no lo ve?! ¡Encabronado no, encabronadísimo!”

Unos minutos más tarde, mientras me esposaban los municipales como a Sabina el día que le dieron las diez, empecé a diseñar mi malvado plan para volar el sistema de administración electrónica de toda España. Plan Administraición lo he llamado. Estoy seguro de que me secundarán millones de damnificados por el pérfido invento; mayores, pero también jóvenes que se han hecho viejos intentando solicitar la subvención con la que Pedro Sánchez pretende comprar sus votos. Seremos muchos. Y harán falta muchos recursos. Mañana mismo empiezo a buscar si alguna Administración ofrece ayudas para acometer planes para acabar con la Administración. Te tendré informado.


Querido compadre Quero: 

Solo se te ocurre a ti pedir una ayuda a la Administración. En España, la vida es eso que pasa mientras rellenas impresos oficiales y driblas multas. Con lo de la ayuda a los jóvenes para comprar videojuegos, esa genial idea de Sánchez para ganar las elecciones, me cuentan que hay chicos que empezaron el proceso de solicitud hace tres meses y algunos siguen en paradero desconocido; a uno lo encontraron ayer grogui debajo de siete millones de impresos, sobres, certificados, y otros papeles. Dudo que alguien haya visto un duro de esa ayuda, como de cualquier otra de las que se ha ido inventando el Gobierno de Sánchez, el más caritativo de la historia, aunque sea caridad fake, porque Sánchez reparte billetes que previamente saca de tu cartera y la mía. 

Hace años, no recuerdo quién fue, alguien del Gobierno dijo que había llegado la hora de agilizar la administración y dar el salto digital. Y en efecto, la Administración dio el salto, pero al vacío. En algún lugar de la galaxia hay un agujero negro que se come las solicitudes telemáticas, los tiempos de espera en la web, los PIN de un solo uso, las contraseñas para acceder a la aplicación que otorga contraseñas, y el correo electrónico de confirmación, ese que siempre envían a tu correo, pero siempre detiene el escudo antimisiles de Gmail. Lo detiene y se lo come. Que no lo encuentras ni en la maldita carpeta spam. 

Esta semana hemos tenido al presidente en Galicia. No, no está rodando la enésima parte de Narcos. Vino a hablar alemán. Es un orgullo para mi ciudad poder exhibir al mundo semejante ejemplar de la naturaleza. Incluso algunos ciudadanos pudieron tocarlo, quedando ungidos para siempre por el espíritu socialcomunista del héroe del Falcon. Admito que es un éxito para Galicia y para La Coruña acoger una cumbre hispanoalemana con los presidentes y quince ministros. En realidad, siempre es un éxito para la ciudad acoger al Gobierno de España, la pena es que sea este Gobierno. Pero pelillos a la mar. Por fin puedo felicitar por algo a Sánchez: a falta de Deportivo –sin noticias desde el fondo del pozo-, al menos tenemos cumbre europea. 

Esta era, compadre, la semana de los presupuestos más escandalosos de la Historia. Y tan pronto como se empezaron a estudiar a fondo, los periódicos se fueron llenando de indignación, y de titulares que harían caer a cualquier Gobierno del mundo, incluso las emperadocracias africanas. Pero la maquinaria mediática está engrasada. ¿Has leído algo de los presupuestos desde hace cuatro días? No. ¿Cómo es posible? Te lo cuento. Porque estamos todos pendientes de las bobaditas que una manada de adolescentes macho le cantan a una manada de adolescentes hembra, y viceversa. Que son los mejores en propaganda y en política ficción, no hay duda alguna. Que la derecha pepera cada día es más inocentona y muerde todos los cebos de la izquierda, tampoco es objetable. Lo que sí me deja aún estupefacto es que el grueso del aluvión de medios del centro-derecha, de todos los tamaños y colores, entre al juego de distraer a la opinión pública con chiquilladas idiotas mientras Sánchez les roba la cartera.

Sea como sea, te resumo el asunto de los presupuestos de las mil paguitas: te fundo a impuestos, disparo la inflación, hago que la electricidad cueste lo mismo que cenar en tres veces al día en DiverXO, te lo quito absolutamente todo, me lo guardo, y después de te doy una limosna, que es en realidad un crédito con altísimos intereses, los que pagarán las dos generaciones de españoles que nacerán ya con el presupuestazo de Sánchez, de Podemos y de Bildu colgando de las pelotas; que total, yo me piro en un año, y ya vendrá la derecha con la tijera.

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