Opinión

Éramos pocos y... nuevas elecciones

Desde el 20 de diciembre pasado los partidos han dado sus explicaciones para acceder o no al gobierno, ahora justifican el no acuerdo, pienso que algunos no dicen toda la verdad. Creo que salvo casos muy aislados pocas cúpulas nacionales de los partidos han actuado correctamente, cuando la inmensa mayoría de sus afiliados querían que se llegase a un acuerdo por el bien de los ciudadanos, porque la crisis sigue y en su solución vamos a perder un año con lo que se acrecentará y volveremos a pagar los de siempre.

Hemos asistido a unos bloqueos de partidos diciendo que contigo ni jugar a las "canicas", o por razones persona- les sin pensar en las necesidades ciudadanas. ¿No se han dado cuenta que la sangría de puestos de trabajo continúa, salvo las excepciones clásicas de Semana Santa y del verano?, ¿que los cierres del pequeño comercio, base de nuestra economía, continúan al no poder hacer frente a los pagos que son superiores a las escasas ventas? Basta de decir que todo se hace por el pueblo, cuando vemos que la realidad es otra, y es el pueblo el único que paga la falta de acuerdo.

Ante lo sucedido, la mayoría de las cúpulas estatales de los partidos no son presumiblemente las adecuados para encontrar una salida a la situación política, ética y moral que tenemos, son necesarios políticos que sean capaces de dialogar y, lo que es más importante, llegar acuerdos válidos sin que existan “vetos”, “cinturones sanitarios”... Es momento de recordar las palabras de uno de los artífices de la democracia Adolfo Suárez: “Puedo prometer y prometo”, que fue causa de guasa, pero que hizo realidad y ha permitido llegar hasta aquí en el periodo más largo de democracia que hemos vivido en nuestra historia. Supo dialogar, ceder y no excluir a nadie, para alcanzar el objetivo de que los españoles pudiésemos gozar de una democracia y, enfrentándose con los que no lo querían, actuar así le costó seguir siendo presidente de Gobierno. Necesitamos políticos que sean capaces de que la justicia social no sea un mito, que la conviertan en una realidad que no dé la espalda a los problemas concretos que padecen los ciudadanos, cambiando las leyes necesarias que lo impidan, la Constitución, e incluyó el Título VIII, y la financiación de los partidos.

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