Opinión

Indigna Europa

La invasión de Rusia a Ucrania, a la que asistimos con lágrimas en los ojos, donde pequeños, mujeres, ancianos, adultos están sufriendo un cruel bombardeo, no sólo destruye edificios, sino también vidas humanas de todas las edades. Polonia ha actuado humanitariamente abriendo sus fronteras a la avalancha de refugiados que huyen de esa cruenta guerra; otros países occidentales, España entre ellos, abren sus fronteras para recogerlos e incluso se les da casa y en muchos casos trabajo. La ciudadanía está respondiendo enviando víveres, medicinas y yendo a buscar y acogiendo a refugiados: Cruz Roja, Cáritas, la Iglesia, ONG, personas individuales… Los que pueden luchar lo hacen para evitar el avance ruso, incluso algunos han regresado de Occidente, donde estaban trabajando, para unirse a la heroica resistencia del pueblo ucraniano. Tanto es así que lo que Putin y sus consejeros militares pensaron que duraría tres días ha hecho cambiar la estrategia rusa, al margen de los graves errores, especialmente logísticos.

La esperanza ucraniana está puesta en Europa. Es la única vía de escape que tiene para no caer en las zarpas de Rusia, quizás mejor dicho de Putin, y la respuesta de la UE ha sido unas duras sanciones económicas que poco daño le causan a Putin. Sí lo son para algunos oligarcas rusos, como Abramovich, que se deshace del equipo de fútbol inglés Chelsea y el Reino Unido le congela sus activos, o Mijaíl Fridman y Petr Aven, principales accionistas indirectos de la cadena de supermercados Dia. Hay que reconocer que la solidaridad del Parlamento de Europa ha sido casi unánime. No han ido más lejos por razón de la dependencia energética, gas y petróleo de Rusia, por estar en la Agenda 30-50 que nos limita energéticamente, Alemania especialmente tras el cierre de sus nucleares. Han envido víveres, medicinas y armas, para hacer frente a todo lo que ha puesto Rusia sobre el terreno. España envió, según la ministra de Defensa, Margarita Robles, 1.370 lanzagranadas y 700.000 cartuchos de fusiles y ametralladoras. Todo un arsenal que, según se dice, es para que lo pueda utilizar cualquiera. De la UE recibimos un mensaje: menos calefacción, no cocinar con gas, menos electricidad… piden que retrocedamos cientos de años, la UE no está a la altura que se esperaba.

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