Opinión

Migrantes hispanoamericanos

Por la inclinación natural de conocer más, de aventuras y por necesidad, somos emigrantes. En España, la emigración se fue desplazando hacia los territorios ganados a los musulmanes, posteriormente hacia las tierras descubiertas, en donde desde el primer momento se trató de llevar la cultura y la religión. Isabel I proclamó para todos los territorios las Leyes de Indias (así se conocía lo que hoy es Hispanoamérica), que fueron de las principales bases de la Declaración de los Derechos Humanos. Los reyes que la sucedieron la aplicaron, y debido a algunos excesos se amplio a “Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por Su Majestad para la gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios”, promulgada el 20 de noviembre de 1542.

La caída del Imperio español, impulsó la emigración a Hispanoamérica para ganar el sustento propio y de los que dejaban. Muchas retinas guardan los que embarcaban en Vigo, y desde otros lugares, rumbo a esos prósperos y ricos países. Nos acogieron con toda naturalidad y nos permitieron poder adquirir lo suficiente para volver. Algunos, ya mayores, se quedaron y sus hijos y nietos siguen viviendo en esas hermosas tierras. El nacimiento de los Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla -España está en ellos- transformó el destino iberoamericano para empobrecerlo e incluso perseguir a los disidentes. El resultado: la migración masiva hacia España de familias enteras. La mayoría entró legalmente y puso en orden sus papeles, incluso acogiéndose a la doble nacionalidad; gran parte tienen DNI y pasaporte español. Trabajan en lo que pueden, como hicimos nosotros cuando emigramos. Desgraciadamente unos pocos son delincuentes o quieren vivir sin trabajar. Delinquen incluso con libertad con cargos, según la mayoría de expertos por un sistema judicial que ha ido paulatinamente protegiéndoles. La Policía ya se ha infiltrado para acabar con ellos.

Son el futuro demográfico de España: mismos valores, virtudes y defectos, trabajadores, con natalidad por encima de la media; ya han echado sus raíces y quieren ser uno más. No los despreciamos, no seamos xenófobos, llevan nuestra sangre, acojámoslos; sus antepasados lo hicieron sin ningún reparo y España pudo situarse entre las mejores naciones del mundo.

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