Opinión

El jarabe del perdedor

Receta de Puigdemont para el sanchismo. El tratamiento dura hasta las europeas y tiene difícil cura

Con una semana de analítico reposo, queda demostrado que la victoria de Illa maravilla en Cataluña es tan dulce como amarga. Puigdemont mantiene el pulso chantajista, y Sánchez es sometido a tratamiento de choque con su propia medicina. Le han recetado el jarabe del perdedor, que con dos cucharadas entra y sabe mejor. El perdedor prófugo de las elecciones de Cataluña quiere ser presidente como el perdedor de las elecciones generales, quien reivindica el copyright de la fachosfera del fango pero se hace el tancredo a la hora de corresponder. 

Y la cosa promete una guerra político-mediática a cara de perro hasta las elecciones europeas del 9 de junio que amenaza con terminar en comicios generales. La radicalización del sanchismo dentro del procés Frankenstein facilitó el hundimiento de ERC, la madre del procés ilegal junto a papá Puigdemont. Un proceso que el sanchismo resucitó con esa técnica tan socialista de desenterrar el pasado, como hace habitualmente con Franco, ahora a costa de indultos, amnistía y toda clase de cesiones impensables de dudosa ética. A los golpistas les indultan y a Lambán le abren expediente por no votar la amnistía. El que estuvo en la cárcel pierde y el prófugo opta a ganar.

Así que el llamado napoleoncito Aragonés se auto medicó el veneno de la derrota con una sobredosis de dimisión y abandono de la política administrada por el error del adelanto electoral que ha dejado a ERC como la hermana pobre y enferma del procés. Junqueras y Rovira, tan culpables como él, optan por la dimisión en diferido. El jarabe del perdedor está arrasando en las farmacias de la fachosfera, y se vende al por mayor como rosquillas de inestabilidad en el mercado político español. Teniendo en cuenta la poca palabra que tiene Sánchez, todos se preguntan si, como ha hecho siempre, cederá ante Puigdemont hasta el punto de hacerle presidente, al igual que el prófugo hizo con él.

No está demostrado que el jarabe del perdedor sea una patente de AstraZeneca, pero se sabe que causa trombos políticos de gravedad en la España del fango. Hay contraindicaciones en el prospecto que tienen difícil solución. Por ejemplo, el partidismo del Fiscal General del sanchismo, cuyo cerco se estrecha. Por ejemplo el caso Koldo-Ábalos-Armengol-Illa que investiga judicial y policialmente la compra de mascarillas con fondos europeos con la participación supuestamente delictiva de comisionistas. 

Por ejemplo el caso Begoña, también investigado por un juzgado y la UCO de la Guardia Civil tras las ayudas multimillonarias de dinero público aprobadas en consejo de ministros presidido por Sánchez que afectan a empresas que patrocinaron actos privados de la mujer del presidente. O por ejemplo el caso Pegasus, con ramificaciones en Marruecos e Israel, que contiene conversaciones espiadas a Sánchez y varios ministros que se relacionan con el cambio de posición sobre el Sáhara y otros asuntos que, como explicó el líder socialista, irán aflorando bajo la categoría oficial de bulos digitales y políticos con los que desacreditar su veracidad. 

Efectos secundarios

Por tanto, bajo la etiqueta de “presunto” se acumulan numerosos efectos secundarios para la salud del sanchismo y de la política española. Según el equipo de doctores de la oposición, esto sólo se cura con elecciones generales y un cambio de ciclo verdaderamente regenerador que disipe las sospechas de autocracia y nos devuelva al saludable estado democrático. Un tratamiento que Sánchez rechaza, aunque llega un momento que la cura sólo está en manos de la ciencia y de Dios, lo cual para un estadista de izquierdas que sólo cree en sí mismo roza la blasfemia y pone al borde del infierno la legislatura del Sáncheztein.

El jarabe del perdedor triunfa en la política española, lo que contamina la limpieza de las reglas del juego para terminar siendo una pócima, un elixir del poder con el que incumplir la ley no escrita de que gobierne la lista más votada. Y mientras el sanchismo no clarifique y disipe las sospechas sobre la presunta corrupción, el ventilador terminará por llevarse la transparencia y la regeneración que se predica con misivas de amor cuando en realidad son cartas de tacticismo político. Ese es otro efecto secundario del jarabe del perdedor, que con dos cucharas sabe y entra mejor. La tercera autoridad del Estado, la presidenta socialista del Congreso, Francina Armengol, sigue sin aclarar por qué contrató la compra de mascarillas con la empresa Soluciones de Gestión bajo mediación de Koldo y por qué reclamó el dinero de fondos europeos con tres años de retraso. 

Si todo ello no se limpia en los tribunales y la amnistía no se aplica, el sanchismo corre un riesgo grave de entrar en shock, un estado crítico verdadero y no como en aquellos 5 días de abril en los que Sánchez tomó el pelo a la sociedad española y parte de la oposición con la finalidad de relanzar de campaña electoral catalana y armar la defensa judicial de los asuntos que le acorralan tras ser admitida la querella contra su mujer. De ahí que esté tan de moda el jarabe del perdedor, que con dos cucharadas entra y sabe mejor.

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