Opinión

Hacerse valer

En Barcelona y en Vitoria fue posible, en Ourense no. Por no mencionar el rosario de ayuntamientos de menor entidad poblacional donde el acuerdo PSOE-PP fue un hecho manifiesto. Conclusión, cuando las prioridades coyunturales así lo aconsejan, las barreras ideológicas ceden sin remisión. Luego ya reconstruiremos el relato. 

Toca cambiar de rumbo. Y solo veo un camino factible, hacerse valer

Curioso caso el nuestro. Deciden los que no viven aquí. Los que no representan la voluntad popular en el Salón de Plenos de la Plaza Mayor. Paradojas de la democracia. Me pregunto qué habría pasado en Vigo ante una coyuntura similar. La cuestión no resiste mucho análisis. Por eso, la ciudad olívica va como un Ferrari y Ourense… a la deriva populista. 

Deciden los que no viven aquí. Los que no representan la voluntad popular en el Salón de Plenos de la Plaza Mayor.

Pero no comparto la tesis del “fracaso de la política”. Ni de lejos. Llevamos décadas esperando soluciones a nuestros males que provengan de fuera. Y olvidamos que la herida solo le duele al que la tiene. El resto juega su partida, que no tiene por qué ser necesariamente la nuestra. Ya sé que algunos me tacharán de utópico, localista y, si me apuran, simplista. Puede. Pero sucede que, por algún motivo confesable, CREO EN MI CIUDAD. 

No me interesa en exceso el pasado. Ni lo que pudo ser y no fue. Es más, la alquimia de los “aprendices druídicos” de turno me trae al pairo. Toca cambiar de rumbo. Y solo veo un camino factible, hacerse valer. ¿Cómo? Cuando el sistema global es ineficiente, como es el caso, solo queda construir entornos inmediatos de excelencia. Dicho sin florituras dialécticas, las soluciones a nuestros problemas están en casa, no fuera. Y nadie del exterior va a contribuir a encontrarlas si no empezamos nosotros la tarea. Lamentablemente, en el mundo actual, la consideración y el respeto se ganan, no es un derecho adquirido ni un maná del cielo.

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