Opinión

Es él mismo

En todo el mundo y con profunda fe los creyentes adoran y aman a quien recorre sus calles oculto en ese trozo de pan

La joya más preciosa que poseemos los cristianos es el cumplimiento de las palabras de Cristo: “Estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos”. Es la Eucaristía instituida el Jueves Santo junto con el Sacerdocio y la Caridad que debiera ser el estilo de vida de los creyentes.

Hoy en día, la solemnidad del Corpus se traslada en varios lugares del mundo desde el jueves al domingo. Es así como hoy se celebra con toda la solemnidad y sale a nuestras calles en pueblos y ciudades, la única procesión oficial de la Iglesia. Para ella cuenta, sobre todo la Iglesia española, con una gran colección de custodias de los más renombrados orfebres. Monumentales unas y sencillas las más. Estás obras -las custodias- que forman parte del rico patrimonio religioso y monumental español, tiene su más logrado ejemplo en la de Toledo, que recorre las calles desde la Catedral Primada hasta Zocodover en medio de un espectacular silencio y recogimiento de fe conservando la tradición y que se ha celebrado y salió a la calle el pasado jueves. Una procesión con múltiples cofradías y sumamente cuidada desde todos los aspectos, de los que destaca también la tradición, el arte y la etnografía que envuelve un acto eminentemente de fe. La obra que conserva la Catedral Primada es de Enrique de Arfe, como la cruz procesional de la sé ourensana, y de la familia se conservan otras diversas custodias y mobiliario litúrgico. En ello se refleja la tradición religiosa del pueblo español a lo largo de los siglos.

Y es que el tema así lo merece. Se trata de la presencia real del Cuerpo de Cristo. La esencia de la fe. Porque bien sabemos que Dios está en todas partes, pero en la Eucaristía que se queda en el Sagrario también después de la Misa, además de estar como está en todas partes, “es” Él mismo con su cuerpo sangre, alma y divinidad. 

El obispo ourensano Temiño, en los últimos años de su vida y ya jubilado en Sarracín (Burgos), publicó un opúsculo sobre el ser y el estar de Jesús en la Eucaristía. Era un gran teólogo y en esa publicación recogida por grandes teólogos deja clara esa presencia que adoramos en la Eucaristía que es el centro de la fe cristiana.

Por eso en todo el mundo y con profunda fe los creyentes adoran y aman a quien recorre sus calles oculto en ese trozo de pan. “Adorote devote latens deitas…” recoge el himno redactado por santo Tomás que se canta por todas partes después del asombro de san Buenaventura, para quien el himno eucarístico redactado por el franciscano era incapaz de superar al del dominico de Aquino. Fue redactado a solicitud del papa Urbano IV con motivo de haber establecido por primera vez la fiesta del Corpus Christi en 1264.

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