Opinión

Las novatadas ("praxes") portuguesas

De ello creo haber hablado aqui en una ocasión: las "novatadas" por las que tienen que pasar los que ingresan en la universidad. El asunto en Portugal está ocupando este curso las primeras páginas y trae de cabeza a jueces, padres y ministro de Educación incluido. Se habla de seis muertes en la playa de Meco, a las afueras de Lisboa camino de Setúbal, y con gran expectación se está siguiendo el proceso.
Las novatadas ("praxes", en portugués), organizadas por todo lo alto, se han convertido en una pesadilla nacional. Poseen un jefe, al que llaman "Dux", que es intocable y es quien dirige y ordena cada una de estas "brincadeiras" (juergas) que acaban en sangre y dolor muchas veces, y causando verdaderas torturas que se prolongan por todo el año y frecuentemente por todos los cursos de la carrera. Se engaña a los universitarios exhortándolos a que se inscriban en la organización con promesas que después resultan falsas, y las pretendidas bromas alcanzan verdaderas atrocidades llevando a algunos alumnos a quedarse en casa por el miedo.


"Dura praxis, sed praxis", es el lema de esta organización que dicen haber nacido en Coimbra pero que ahora llegó a todo el país e incluso ya se sabe de algunas hechas a profesores. El ministro de Educación ha convocado a todos los sectores dependientes de su ministerio pero es presumible que nada se consiga, tal y como están las cosas, porque a aquellos que sufren o ven las "praxes" se les obliga a firmar que nada han sufrido. Y así muchos temen que esto haya sido lo que sucedió con los seis muertos en Meco, de lo que se cuentan barbaridades y vejaciones.


Con el mayor de los descaros llegan a afirmar que estas prácticas son para preparar a la juventud para las contrariedades de la vida. Aunque haya nacido en Coimbra, la cuna de cultura, saber y educación, la cosa es espeluznante. Increíble.


A la feroz crisis que azota a Portugal se añaden estas "asneiras" (burradas) incalificables que están perturbando seriamente la paz y convivencia nacional durante todo el curso escolar, haciendo incluso que algunos alumnos asistan a clases de la universidad con pesadas piedras atadas a sus pies. Y nadie corta esto por lo sano.


Esta es la cuestión. La libertad tiene un límite y, supuestamente, los padres envían a sus hijos a las facultades para que se formen y sean personas de provecho el día de mañana. Y es triste que carezcan del clima necesario para el estudio y la concentración, viéndose inmersos en estos grupos que rozan el más puro terrorismo. Las autoridades, o le han tomado miedo o dicen carecer de los medios necesarios para atajar estas barbaries, que son una plaga que tratan de contagiar los organizadores al forzar a los alumnos a que formen parte de esa mafia que recuerda a un siniestro Ku Klux Klan revestido de nocturnidad muchas veces y con la más cruel alevosía.


He visto a más de un padre consternado al ver que su hijo se niega a salir de casa e ir a clase,¿para qué?, dicen. Porque es muy cierto que en vez de ir a clase para aprender, se ven abocados a ir a la universidad sabiendo que cada día van a ser torturados de la forma más vil.


Mientras tanto en Portugal como en el resto del planeta se consientan estas prácticas, algo anda mal en la familia universitaria; mucho prejuicio engloba a las aulas e infinito es el sufrimiento de quienes a ellas acuden en busca del saber. Y más grave todavía es cuando se sabe que hay un sector social que lo comprende y tolera.


Los medios de comunicación lusos lo están aireando pero aún sigue el gran misterio de la playa de Meco. Misterio envuelto en la amenaza sangrante para quienes tengan la "osadía" de contar lo ocurrido allí. Muy triste. Es la hora de serias medidas que corten por lo sano tanto despropósito y tanto el gobierno como la Universidad deben empeñarse seriamente en ello.

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