Al presidente del Partido Popular de Andalucía y recién estrenado vicesecretario territorial del PP, el incombustible Javier Arenas, también conocido como el Ajo por su inevitable tendencia a repetir, no se le ha ocurrido mejor reaparición en la política nacional, o lo que sea la cosa, que pedir a los compañeros y compañeras de militancia que discrepen de la línea oficial que hagan un voluntarioso ejercicio de integración y que arrimen el hombro para mayor gloria del encomiable proyecto alumbrado por Mariano y su equipo propio y no el de Merimée. Según el Ajo, el Partido Popular ha reforzado su posición de centro: Estaba en el centro, pero lo ha reforzado y el liderazgo de Mariano Rajoy sale robustecido de este Congreso.
Hoy es el líder del centro político de España y del gran espacio de la moderación. Sabias palabras las del centrado Arenas, líder del mismo centro político de Andalucía que lleva la friolera de treinta años perdiendo una elección tras otra, aunque, eso sí, con el garbo del señorito andaluz que pasea montado en un tordo por las toreras calles de la Feria de Sevilla mientras la peonada se afana en sacarle brillo al carruaje para el paseo del día siguiente.
Hasta el rojerío pata negra está encantado con el Ajo Arenas, y ha asegurado que ha cumplido su único objetivo de irse a Madrid... la única forma que le permitía seguir en la política activa.
Y es que, ajo o no ajo, lo indudable es que Arenas repite, ¡vaya si repite! Tanto perdiendo elecciones (hasta las de su pueblo, Olvera, con 5.000 habitantes, que será que le conocen bien) como centrando el Partido Popular. Y sin irse al verso suelto que rima con ajo. ¡Caramba!
