Opinión

La ira populista

La mayoría de los medios informativos estadounidenses cree que el triunfo de Donald Trump se debió a sentimientos que sintetiza Stephen Long, de la cadena de televisión ABC News: mientras Obama transmitía esperanza, el futuro presidente encarna la ira. Es la ira lo que mueve todos los populismos, lo mismo en EE.UU. que en el Reino Unido del Brexit, en la Francia de Marine Le Pen y en la España de Pablo Manuel Iglesias. No importa que se definan, unos de derechas, otros de izquierdas. Tras todos ellos late lo que en España se llamó con acierto el “Movimiento de los Indignados”, aunque estos van en una dirección u otra siguiendo al Conducator. Hasta las personas supuestamente mejor formadas le perdonan sus cambios de mensaje, sus contradicciones, su manipulación de los mecanismos de representación para imponer sus posturas de cada momento.

Casi todos los comentaristas estadounidenses coinciden en que la victoria de Trump se debió en gran parte a esa reacción indignada contra la desigualdad económica, a la ira de la clase obrera y media-baja de todas las razas, no sólo del “cinturón del óxido” de la industria abandonada, El eficaz mensaje denunciaba a “la casta” política y las multinacionales que apoyaban a Clinton, la globalización y la apertura de las fronteras que incrementa la importación de bienes baratos del tercer mundo. Antes, los países ricos aceptaban perder algo de su bienestar a cambio de que las naciones pobres prosperaran; ya no, y la caída de la renta de grandes masas, aunque sea pequeña, provoca una ira incontenible.

Hay otros aspectos interesantes, como el del derecho a usar armas que pretendían limitar Obama y Clinton, y que defiende Trump; pero también, asústese, Iglesias Turrión, como demuestra un vídeo suyo que circula por Youtube.

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