Opinión

Documentos secretos

Hace algunos años, tener acceso a unos documentos secretos guardados en lo más hondo de los archivos del Servicio Secreto británico durante la II Guerra Mundial era un hecho sumamente aislado y digno de pavonearse. Hoy, descansa sobre mi mesa el informe elaborado por los agentes del contraespionaje tras el interrogatorio de los seis marineros supervivientes en el hundimiento del submarino alemán U-506, y no he tenido más dificultades que pinchar una página de Internet y descargarlo.

El U-506 al mando de Erich Karl Würdemann, un capitán de 29 años, fue localizado y hundido por siete cargas de profundidad lanzadas desde un B-24D Liberator de los Estados Unidos en aguas próximas a Vigo. Los impactos le partieron en dos y de los 48 tripulantes solo 6 sobrevivieron. Würdemann se portó como un héroe y prefirió morir en el agua antes de que sus hombres cargaran con él. Les convenció para que se pusieran a salvo en una lancha y se perdió en el mar. Así se lo comunicaron los supervivientes a sus interrogadores. Yo no lo sabía pero estos documentos me lo han explicado con pelos y señales.

El asunto es importante para aquellos a los que nos gusta andar hurgando en las entrañas de la historia pero no pasa de ser un tema casi anecdótico para el resto aunque el Museo del Mar de Vigo debería profundizar sobre estas informaciones y salir de la parálisis inexplicable en la que lleva sumido desde que fue fundado. No todo es dinero en el mantenimiento de este tipo de establecimientos. También sirven la imaginación, el interés y la inventiva además de contar con un presupuesto apañado que hay que aprovechar con habilidad y buen gobierno.

La segunda de las enseñanzas que la simplísima obtención de estos documentos que hace años hubieran necesitado viajes a Londres, obtención de licencias y un trabajo de investigación ímprobo no siempre recompensado es que Internet ha puesto a nuestra disposición un arma formidable cuya positiva utilización ofrece resultados deslumbrantes.

Pero también ha trivializado la búsqueda y la verdad es que cuesta sentirse orgulloso de unos datos encontrados –que han resultado espléndidos para desentrañar las circunstancias de un naufragio del que apenas tenía información- sin más esfuerzo que traducirlos del inglés. Aunque mi inglés sea casi de párvulos.

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