Opinión

El nuevo léxico

Los asesores de Moncloa –un joven que trabaja allí me ha contado algunas cosas que anestesian el sentido- se han puesto a trabajar febrilmente para improvisar un discurso lingüístico que sirva igual para un roto que para un  descosido. El equipo de ideólogos al servicio del poder no para, e imagina y  articula reservas de lenguaje impuesto y de obligado cumplimiento para coordinar la expresión y lograr que el mensaje vaya directo al corazón del cuerpo social. A partir de que se circula la ordenanza y se envían las disposiciones pertinentes, todo aquel que está bajo la influencia de la Moncloa tiene que cumplir y ay del que no lo haga.

La consigna a partir de ayer era equiparar a Vox con el Partido Popular y utilizar un léxico homogeneizado para lograr el objetivo. Se han acuñado los términos “extrema derecha” para Vox y “derecha extrema” para el PP, y estos términos ideados en los laboratorios de Moncloa donde se verbaliza la intensidad y frecuencia de la nueva ideología, han salido a conquistar el mundo. Se trata de una cruzada necesaria para tratar de enjugar los efectos de la catástrofe, aunque la mayor parte de los verdaderos expertos en semiótica, comunicación, demoscopia o politología no le tienen mucho apego a la táctica, y sospechan que una vez prendida la mecha, el problema se expande como el tifus.

El problema no es por tanto cómo convencer a los díscolos que se han separado de la fe verdadera  de que tornen al redil utilizando para ello el cayado de una repetida y cansina verborrea impuesta desde el poder, sino el irrefrenable deterioro de la situación, los errores forzados y no forzados del presidente y su núcleo duro, los disparates protagonizados por los socios del mencionado presidente que amenazaban con quitarle el sueño en los primeros compases del acercamiento y que, además del sueño, le han quitado muchas posibilidades de sucederse. El problema es que Pedro Sánchez ha descuajaringado el PSOE porque lo ha usado para sí mismo y lo ha tirado como un clínex cuando ha obtenido de él todo el partido. Ya lo han dicho en el PNV y hará muy bien la derecha vasca en reflexionar sobre el tema  sobre todo ahora que Sánchez está contra las cuerdas.

Pedro Sánchez no ha dejado de mentir desde el primer día y sigue mintiendo. Hace menos de tres semanas expresaba categóricamente  que acabaría la legislatura, y el domingo se le olvidaba su compromiso y convocaba elecciones para julio. La nariz le llega al suelo.

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