Opinión

Tras las huellas exteriores

Luigi Ridolfo Boccherini era un violonchelista y compositor nacido en la ciudad de Lucca que se vino a Madrid no para ganar más dinero ni para mejorar en su posición como algunos biógrafos han insinuado, sino siguiendo las huellas de una mujer amada. En París había conocido a la atractiva soprano romana Clementina Pelliccia y, enamorado de ella, abandonó Francia para viajar a España siguiendo su rastro. La encontró en los Reales Sitios actuando para la Familia Real, se convirtió en chelista de la compañía, la pidió en matrimonio y se casó con ella. 

Boccherini fue un madrileño más desde entonces y cuando hubo de establecerse en Boadilla o Arenas de San Pedro siguiendo a su patrón el infante Luis a quien Carlos III obligó a dejar la corte por haberse casado con una plebeya, escribió grandes obras de cámara entre ellas su famoso Quintettino en Do mayor cuyo pasaje en Sol a ritmo de pasacalles conocido por “Los Manolos” ha servido como banda de películas, base de anuncios de televisión y cien mil empleos más fundados en la belleza de una melodía que el maestro escribió recordando con nostalgia la música que sonaba por las noches en las calles de Madrid su ciudad amada.

Es mi admirado Boccherini uno de los ejemplos más adorables de ecumenismo capitalino y cariñoso de una ciudad abierta y receptiva que enamoró al compositor hasta hacerle suyo. Pero no es el único. El dictador Mussolini se empeñó en desenterrar al músico y llevárselo a su ciudad natal que no pisó desde que la abandonara de muy joven. Pero el luqués dejó sus raíces en Madrid donde han vivido desde siempre sus descendientes y allí siguen por fortuna conservando el mágico apellido. Domingo Scarlatti, Farinelli, Sabatini, fueron italianos de los Madriles y por ejemplo el último de ellos acabó expresándose tan castizo como cualquiera de sus conciudadanos.

¿Para qué vale este cuento de enciclopedia? Pues para convenir que el referente del centralismo más cerril para los nacionalistas no es tal y que, por ejemplo, el Retiro es una obra en conjunto con mayoría de escultores, arquitectos y urbanistas catalanes, benditos sean todos ellos que han hecho algo tan hermoso. Vale la pena saberlo y vale la pena recorrer el callejero de Madrid plagado de personajes de todos sitios y todas las nacionalidades. Incluyendo más de dos cientos de catalanes.

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