Opinión

Petición de ayuda

A pesar de lo que parecen sugerir los medios de comunicación y a pesar de lo que incluso se masca en el ambiente –ayer era día de reflexión y hoy estamos convocados a las urnas- existen realidades tangibles e incluso abiertamente polémicas al margen del debate puramente electoral, y el país pisa más caminos que los de las urnas. Ha sido creo Alejandro Sanz quien ha planteado, mediante un mensaje alarmante  y pleno de significación, las inquietantes  condiciones de la fama y las consecuencias de no poder gestionarla con acierto. Este hemisferio al que pertenecemos se abre  con apetito atrasado a las excelencias de la temporada veraniega, se deja acariciar por el tiempo suave –aderezado con lluvias conviene  añadir  para entender que la climatología sigue estado patas arriba- y se prepara para vivir el dulce placer del campo y playa, mientras un personaje famoso, supuesto habitante de la cresta de la ola, eleva la voz para pedir socorro. Dice nada menos que está cansado y que a veces no le gustaría ni estar. Clama por que le hagan caso, le ayuden a meter en vereda una vida de la que ya está harto.

No es Alejandro Sanz el primer famoso que lanza señales inequívocas de que algo le está pasando. La canción “Help”, que Lennon escribió para la discografía de los Beatles y que sirvió para ilustrar la segunda presencia de la banda en la gran pantalla, era en realidad una angustiosa petición de ayuda por parte de un famoso que con veintitrés años estaba peligrosamente a la vuelta de casi todo, y se encontraba metido de cabeza en una peligrosa encrucijada. Lennon salió de aquel trance muy lesionado y a una estrella de las dimensiones de Alejandro Sanz le está pasando tres cuartas de lo mismo y no estaría de más tomarlo claramente en serio antes de que el asunto se desboque y tengamos un disgusto, si bien el primero que debe convencerse de que de esas cosas no se salen sin el respaldo de unos profesionales es él mismo. 

Vamos hacia la luz, el sol, la brisa del mar, los atardeceres largos y la inmensa dicha del descanso y la playa lo cual, según se deja sentir en innumerables ocasiones, no es argumento bastante para calmar los ardores del alma. Pedir ayuda no es malo. Lo malo es saber cómo ayudar a los que les hace falta.

Te puede interesar