Opinión

Lo viejo, apestoso y negro

Ha pasado mucho tiempo y los criminales están hartos de darle al gatillo, ir perdiendo terreno, encontrar menos apoyo social cada día en un territorio cuya mentalidad ha cambiado radicalmente y tiene estrellas Michelin para dar y regalar, buenas playas, golf, orfeones, setas en el bosque y caballas en la mar. Los asesinos decrépitos han ido perdiendo el odio y la salud, y están hasta las trancas de entrar y salir por la frontera y están a punto de claudicar convencidos en su fuero interno de que todo el horror que han sembrado en medio siglo no ha servido para nada. Los ves y te los encuentras hechos una ruina, perdido el brillo siniestro de aquella mirada que intimidaba solo cruzarse con ella, y el espinazo doblado de tanto convivir con la puta miseria. Matar cansa mucho, dicen los que lo ha practicado con frecuencia, y estos están ya amortizados, señalados, jodidos y enfermos.

Cómo será la cosa que Bildu, en la persona de su parlamentario Hasier Arraiz, ha dado a conocer un comunicado en el que reconoce que los suyos no siempre se han comportado bien en el pasado con las víctimas del terrorismo y aclara que están dispuestos a reflexionar sobre sus comportamientos pretéritos: “sentimos profundamente –reza una de sus frases más características- que nuestra actitud política no haya acompañado siempre el dolor de cada víctima”. Decirlo así, a los que han perdido a padres, a hijos, a esposas, a maridos, hermanos, primos, tíos, amigos y demás familia parece duro de tragar, pero visto desde la cima de la montaña es un paso. Un pequeño paso para los que se han pasado la vida apoyando y fomentando el crimen pero un gran paso para la Humanidad. 

Aunque resulte duro y cueste creerlo, los curas vascos no han dicho ni pío. No lo han dicho hoy ni lo dirán mañana. En las guerras carlistas, los liberales tenían como norma de buen gobierno pegarle un tiro a todo el que vieran por Vascongadas con teja y sotana. Al fin y al cabo, los curas se constituyeron en correos y trasporte de documentos e información para las tropas apostólicas. Las mismas que hicieron capitana generala de los ejércitos del pretendiente a la Santísima Virgen que paseaban en el campo de batalla para que les sirviera de detente. Que yo sepa, ETA jamás mató a un cura. Por algo será.

Te puede interesar