Opinión

CORAL DE RUADA

Han tenido lugar su asamblea anual en el Liceo (bendito Liceo, abierto a Ourense). Después, cena en Aixiña (bendita Aixiña del recordado Recaredo) pagando cada uno su plato. Que está muy bien, porque si en el presupuesto anual cuentan con ayudas de distintas instituciones públicas (de usted y yo, y de todos), donde la que más echa en la hucha es Doña Diputación con 6.000 euros, ¡como para gastárselo en comidas unos cuántos! Que no es eso, coño, que no es eso, que diría el Ortega bueno. Esto me recuerda una etapa pasada, cuando en las primeras reuniones que mantuvimos los miembros del Foro de la Excelencia en la CEO, que fue Foro de Calidad primero y ya veremos cuál será su apellido siguiente, propuse yo mismo que las comidas a las que asistiéramos como organizadores para agasajar al ponente o invitado de turno al Foro, las pagásemos de nuestros propios bolsillos quienes acudiéramos a ellas (amén de la cuota parte correspondiente al invitado), pues además de no birlar fondos de los dineros que pediríamos para sostener las actividades del Foro no habría otra razón para la jalancia que el propio interés por comer con el invitado, lejos de caer en las manos de peculiar y seductor arte gastronómico por mor de buen menú en mejor restaurante y de mejor gorra. ¿Adivinan si prosperó mi propuesta? Pues no, entre otras cosas por argumento esgrimido por el amigo Amadeo quien aportaba su tiempo como para regalar también su dinero. Parece que el único imbécil de Ourense fuera yo en este aspecto pues aún recuerdo como fui a buscar por esas fechas a Madrid a un ponente, el doctor Ruiz, para dar conferencia sobre la calidad en sanidad, y lo hice a costa de mi peculio particular.


En fin. Estaba hablando de la Coral y hasta 23.000 euros cuentan con obtener este año; para ello, además de las mencionadas ayudas, su caché en Ourense con trajes de gala puestos ascenderá a 1.500 euros por actuación, gastos de locomoción aparte, claro, si es que hay desplazamiento. Pero hablar de Coral de Ruada es hablar de quien a los nueve años entró a cantar y ya no salió, razón harto suficiente para que ese alguien después de sesenta años en la misma no sea sino su meritorio Presidente. Es Eladio Quevedo, presente en la foto con otros compañeros más y menos años, desde luego, pues es del año 1998, con ocasión de ser premiados con la medalla Marcial de Adalid impuesta por la Real Academia De Bellas Artes de Galicia. Helos ahí, pues, distinguidos todos, y distinguidas por mí la identidad de tres hombres, de los más veteranos, propio Quevedo, Gerardo Gómez (de billarista en tiempos de Liceo con Felipe Varela o Toni Vispo) y Agapito; y dos mujeres, Sandra (sobrina de la gran enfermera Basilia) y Mari Carmen Outeiriño (con quien trata uno cuando es de contratos y demás competencias propias de sus facultades como jefa de Contratación del Ayuntamiento, o al menos así era antes). Todos son de la Coral de Ruada y ojalá lo sigan siendo cuando llegue el primer centenario, en 2018. Mi enhorabuena sincera por todos los años pasados sin romper ningún plato ajeno y pagando los suyos propios.




Viajes


Hace apenas trescientos años nos dimos cuenta de que necesitábamos más globalización y no menos, pues si te quedabas aislado y sin contactos con el resto del mundo estabas perdido, dice Punset en su Viaje al Optimismo. Pues bien, hacia el optimismo viajan amigos fuera de Ourense, como Olga que está estos días disfrutando por la Toscana con otras amigas; el viaje es de película y la compañía también apetece por romper con la rutina y un poder darse cuenta en la ausencia de lo feliz que es vivir con él, su compañero de rutina en la vida continúa precisamente. Y viajeras optimistas también otras amigas como Chelo Nogueira y Manu que aprovecharon días de disfraces por Ourense para hacer particular puente y saltar hasta Tánger. Y anteayer mismo salía para Buenos Aires con su Oliva e hijas mi tocayo de desayuno de todos los días y que llevaba anotadas tantas cosas para ver que por llevar llevaba hasta maldito lumbago; me lo imagino al segundo día rompiendo todas las notas para disfrutar de una buena cerveza en la terraza del verano argentino. Para acabar con ellos, los viajes, Elena Tapiero que me envía imágenes con oso panda por Asia, en donde esperan al artista Manuel Penín pronto, si hace caja. Menos mal que hoy hemos hablado de viajes de ocio y placer, y no viajes en busca del arca perdida, si por Arca tomamos el trabajo.

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