Opinión

¿Giro al centro o a la izquierda?

Estábamos en plena orgía de despellejamiento a Pedro Solbes por unas observaciones coloquiales e intrascendentes sobre la percepción del valor del euro y las propinas, cuando de pronto salta al escenario una cuestión de verdad importante y merecedora de reflexión y de debate, pues la visita del extraño personaje libio no parecía inquietar a nadie. La gran cuestión es la del aborto, la reforma de la vigente ley, para aproximarla a una ley de plazos, según había trascendido este lunes desde la reunión de la Ejecutiva del PSOE y desde la opinión favorable del propio Zapatero para abrir de nuevo tal debate. Hombre, de entrada, resulta chocante que la ampliación de la ley del aborto, que iba en el programa electoral de las anteriores elecciones y que no ha sido cumplida en ningún momento de la legislatura que acaba, pueda ser introducida de pronto en el programa para las nuevas elecciones generales del 9 de marzo. ¿Para incumplirla de nuevo en el período 08-12?


Eso es lo primero que los socialistas tienen que explicar. Y lo segundo es qué les lleva a pensar de pronto en la posibilidad de dar otro giro a la izquierda, cuando desde hacía varias semanas nos estaban mareando con lo de la necesidad del giro al centro, tal vez porque pensaban que ahí hay un caladero de votos al que no se puede renunciar. Pues valiente giro al centro eso de la ampliación del aborto. Lo uniquito para ganarse el voto de dubitativos bienpensantes y de católicos tipo Bono-Vázquez... por la otra punta. Como no ha sido una legislatura lo bastante crispada y horrenda, venga lo de la ley de plazos, un regalo al PP, que organizará el escándalo (aunque luego no la derogue, ni aun con mayoría absoluta, como no derogó la vigente, como no derogó la ley de divorcio ni tantas otras que ellos no habrían promovido jamás). Es posible que la vigente ley haya que reformarla. Lo que me pregunto es si es este el momento y si el PSOE de verdad cree que va a sacar rédito electoral. Y lo que también me pregunto es si los cerebros de la estrategia socialista no deben visitar al neurólogo especialista en convulsiones.

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