Opinión

No me lo puedo creer

Que la primera mitad de nuestra vida nos la estropeen los padres y la segunda mitad nuestros hijos. Que la llamada “vida fácil", sea la más difícil

Que suba la luz, la ternera, la merluza, los impuestos, el IVA, y que a esto lo llamemos vida.

Que mi profesor de matemáticas me gritase: ¡Desdichado, no sabes matemáticas! ¡No sabrás nunca matemáticas! ¡Te morirás de hambre!

¡Dios mío! Será posible que por no lograr aprender que A más B es igual a C, me muera de hambre algún día.

A mí lo que me perdía era el exceso de imaginación. Cuando me hablaban de números primos yo me imaginaba unos números con cara de idiotas. Y cuando leía “uno al cubo", veía a un individuo sacando agua de una poza. Y cuando me preguntaban por la extracción de raíces, me figuraba a un dentista ocupado en dar tirones a una muela.

Lo que tampoco me puedo creer es, que, cuando alguién me manda a freir espárragos, yo, vaya y los fría.

Y de que haya maridos que se quejen porque llevan una vida de perros ¡Pero si los perros no tienen mujer! Y si la moral del lobo es comerse a la oveja, digo yo, que la moral de la oveja será comerse la hierba

¡Ah!, por cierto, Polifemo tenía dos ojos. Uno en la frente.

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