Estando yo en un supermercado, se me acercó una amiga con gesto apesadumbrado y exclamó:
-¡Dios mío, que tremendo error acabo de cometer!
-Cuenta, cuenta -le dije intrigado.
-Me he encontrado con la señora Martín -explicó-. Yo no sabía que su marido había muerto la semana pasada, y le he preguntado como estaba. 'Se ha ido', me ha dicho ella. Yo he pensado que se había marchado a algún lugar de la ciudad, y he comentado...
Las palabras se le atascaban en la garganta a mi amiga.
-¿Qué le has dicho? -le apremié.
-Le he preguntado ¿por qué no te has ido con él?
* * *
Me fascinan las prendas creadas por modistos famosos. Estaba en un restaurante, llevaba una chaqueta que ostentaba la firma de su creador en una de las mangas. Mientras esperaba a que se desocupara una mesa, un caballero de edad avanzada me dio un golpecito en un hombro y, señalando la etiqueta, comentó:
-Bonito nombre.
A continuación, curioso, me preguntó:
-¿Y cómo se llama el otro brazo?
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Después de asistir a un festival musical en un campo me fui a la parada de autobús con la idea de volver a la ciudad. Allí esperaba también un joven que lucía un corte de pelo tipo mohicano. Tenía el cráneo totalmente afeitado. Llevaba una mitad pintada de verde y la otra color rosa. Le pregunté si le había gustado el festival.
-No, me respondió, había demasiada gente rara.
* * *
Hace unos años, un amigo me propuso pasar unos días de vacaciones en Lanzarote.
Al tomar el avión, la maleta, al caer en la cinta transportadora, se abrió un poco y se salió el cepillo de dientes. Conseguí recoger mi equipaje, pero no así el cepillo que continuó dando vueltas. Al pasa frente a un grupo de pasajeros que esperaban, oí que uno comentaba:
-Mirad, el dueño de eso sí que viaja con poco equipaje.
