Opinión

El futuro empieza hoy

Son las elecciones más abiertas de la democracia, con tres candidatos que pueden convertirse en presidentes de gobierno y con una discrepancia de pronósticos que provoca que los propios profesionales de la demoscopia se encuentren en un escenario hasta ahora no conocido. Los responsables de campaña analizan con lupa el último sondeo, el del CIS, considerado la madre de todas las encuestas, y los expertos se fijan menos en los porcentajes y escaños finales que en las “tripas”, los datos concretos, sobre los que han trabajado los “cocineros” del CIS. Los partidos más desfavorecidos tratan de poner el acento en esa “cocina”, descalificándola, para intentar que el ánimo no decaiga excesivamente.

Se diluye el bipartidismo de los últimos 40 años, y aparecen dos nuevos partidos que hasta ahora no tenían representación parlamentaria y que sin embargo van a ser decisivos a la hora de elegir al nuevo presidente, que con toda seguridad no tendrá mayoría absoluta. Las campañas electorales no mueven excesivo porcentaje de votos, o así ha sido hasta ahora, pero se ha iniciado ya oficialmente la que culminará con las votaciones del 20 de diciembre y, esta vez sí, en estas dos semanas se decidirá el nuevo gobierno. El futuro empieza hoy.

OPTIMISMO DE PEDRO SÁNCHEZ

No hay sondeo que no coloque al PP como vencedor, pero la pérdida de votos es tan relevante que Rajoy, si quiere mantenerse como presidente de gobierno, tendrá que pactar con otra fuerza política a no ser que contra todo pronóstico logre un resultado mejor del que le auguran las encuestas y, aunque no alcance la mayoría absoluta, pueda gobernar en minoría.

También por primera vez no se va a cumplir el acuerdo no escrito que hasta ahora han mantenido todos los partidos: permitir que gobierne el partido más votado. Pedro Sánchez rompió la baraja hace meses cuando anunció que debe gobernar el que cuente con más apoyos parlamentarios, como ocurre en los gobiernos regionales y municipales; y Albert Rivera, que en su fase inicial también defendía que gobernara quien lograse el mayor número de votos ahora ya no está en esa línea, sino que baraja la posibilidad no disparatada de que Ciudadanos sea segunda fuerza y Rivera pueda convertirse en presidente con el apoyo del PSOE. Sin embargo, en el equipo electoral socialista transmiten la idea de que su candidato va a ser, seguro, el próximo presidente de gobierno.

Su argumento es que Podemos, ERC, Izquierda Unida y los partidos de extrema izquierda jamás apoyarán a Rajoy; tampoco lo haría el partido que hoy lidera Artur Mas; en la misma línea estaría el PNV, y cree el PSOE de Sánchez que Ciudadanos no apoyaría un gobierno del PP porque eso significaría que el empuje actual de Rivera se disolvería como un azucarillo en el agua. No consideran en cambio que un pacto con el PSOE perjudicaría a Ciudadanos, aunque habría que preguntarle a Rivera si considera acertado el análisis de Pedro Sánchez. Por supuesto, no admiten ni de lejos, al menos públicamente, que el PSOE sea tercera fuerza. Pero puede serlo.

Lo que efectivamente parece absolutamente incuestionable en el panorama que pinta Sánchez es que Rajoy jamás contaría con el apoyo de la izquierda en sus distintas siglas, pero existen dudas respecto a que el PNV de Urkullu se aliara con un conglomerado de izquierdas en torno a Pedro Sánchez. En cuanto a CDC cualquier cosa es previsible, incluso la más insospechada. Por tanto, aunque quedan partidos menores que podrían tener de algún escaño -Coalición Canaria, Unió…- será Ciudadanos quien incline la balanza. O quien consiga que su candidato sea presidente de gobierno sin haber sido siquiera diputado en una legislatura anterior y sin experiencia nacional e internacional. Siempre se ha dedicado a Cataluña, su rampa de lanzamiento para aspirar a tener un papel destacado también en el resto de España.

CORRUPCIÓN Y ECONOMÍA

Si Rajoy no se mantiene en el gobierno, sería el primer presidente que no repite una segunda legislatura. Es consciente de que su imagen ha sufrido un deterioro profundo, por la dureza de las políticas que se ha visto obligado a adoptar para superar la grave situación económica con la que inició su mandato; como sabe también que la corrupción lastra al PP a pesar de que ha promovido medidas que nunca un gobierno había aprobado antes para castigar a los corruptos.

Dos días antes del inicio oficial de la campaña lanzó una propuesta impactante para potenciar empleo indefinido… y para captar el voto indeciso , al anunciar importantes reducciones de cuota a la seguridad social. Rajoy cree que lo mejor que puede ofrecer son unos datos económicos muy distintos a los que encontró hace cuatro años, tanto de déficit como de empleo, con la UE presionando para el rescate.

El empleo es el objeto estrella de todas las propuestas electorales. Pedro Sánchez pone el acento en la precariedad, y promete que derogará la Ley de Reforma Laboral si es presidente. Ciudadanos sin embargo no es tan crítico, promete la creación de más puestos de trabajo pero como ocurre con otros aspectos de su programa desgrana lo que hay que conseguir pero no concreta el cómo.

También la educación es un capítulo al que han dado relevancia los partidos con más posibilidades de conseguir mayor número de votos, con unanimidad respecto a que el sistema actual es manifiestamente mejorable. El PSOE también promete derogar la Ley Wert si gobierna y esa idea está en el ánimo de los restantes partidos de la oposición, aunque el mensaje ha quedado más diluido desde que el actual ministro y sustituto de Wert, Iñigo Méndez de Vigo, ha dejado aparcados algunos puntos de la Ley Wert que debían haberse aplicado este curso. En cierto sentido, el propio gobierno del PP ha empezado a darla puntilla a una Ley que no convence a nadie de la comunidad docente.

EL VERBO PACTAR

Los partidos, sobre todo los cuatro con mayor respaldo han trabajado a fondo en sus programas, aunque en los dos últimos se advierte la inconcreción propia de quienes nunca han gobernado, con excesivo voluntarismo en sus propuestas, mucho “hay que” y escasos “cómo”. Sin embargo ni a Albert Rivera ni a Pablo Iglesias debe preocuparles, porque es perfectamente sabido que en las campañas electorales los programas pasan a segundo plano ante la personalidad de los candidatos.

Sin embargo se ha iniciado una campaña en la que tendrán que controlar los nervios, porque cualquier error puede tener graves consecuencias.

Este 20 de diciembre quedan atrás las formas y modos de las elecciones, y las campañas, de los últimos cuarenta años.

A partir del 20-D empieza una era en la que pactar será el verbo que marque la política y la sociedad.

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