Opinión

Día 8. La Inmaculada

Para un creyente es fácil suponer la santidad de María porque es la madre del Señor. Pero… hijos de nuestro siglo, nos vestimos la bata blanca del científico y nos disponemos a impugnar, objetar, contestar, y contradecir. Preguntarnos es el origen de la ciencia. Podemos investigar si fue concebida de manera inmaculada. Científicamente tiene pleno sentido. Así se produce biológicamente: En la niña (María) recién nacida ya existe lo que llaman los científicos “folículo primordial” con lo que serán los futuros óvulos, que terminarán de madurar en cada ciclo ovárico. En la recién nacida, en cualquier niña recién nacida, está presente cada óvulo que formará sus futuros hijos.

Si lo que estoy contando es así, científicamente demostrado, habrá de aceptarse que, en María, aquella pequeñaja recién nacida, ya estaba presente el óvulo que habría de conformar al que llamamos el hijo de Dios. Es más. No sólo en cuanto niña. También siendo sólo un feto ya era portadora germinalmente del óvulo que conformaría a Jesús, el Cristo.

El día 8 de diciembre celebraremos su concepción inmaculada y no tendremos que volvernos locos con proposiciones teológicas. Tengo la impresión de que tiene pleno sentido su fiesta, ya que María, como queda dicho, era portadora de la futura realización biológica del Salvador.

Les concedo el derecho a la duda, basándose en el hecho, probado, de que yo no soy ningún científico afamado, ni siquiera uno de medio pelo, pero… ustedes que están tan formados en el siglo de las ciencias y la digitalización, me aceptarán, al menos por cortesía, que cuanto digo no tiene “vuelta de hoja”.

Puestos así en este plan serio, más que probado, irrefutable, tal vez acepten que les introduzca en otro hecho sólido, seguro y acreditado: en la década de los setenta se descubrió, gracias al estudio de niños con inmunodeficiencia, lo que se denominó “microquimerismo”.

Aunque la sangre de la madre y la del niño tienen su propio circuito, está demostrado, y se lo contará mejor que yo su ginecólogo, que la sangre de la madre rompe las barreras y se hace presente en la sangre del hijo. Esto ocurre también a viceversa. Las del hijo en la madre. Un estudio bastante posterior, de 1999, demuestra que este hecho persiste en la edad adulta en las personas sanas. Como lo oye, la relación de usted con su madre no es sólo afectiva. La sangre de Cristo corrió por el cuerpo de María. La de ella por la de Cristo.

Hasta aquí mi aportación personal.

Es fácil suponer que ese día el obispo vista una casulla azul. También es un hecho poco conocido. Es un privilegio que se concedió al clero español en razón de su ferviente defensa y propagación de lo que se considera un dogma. La estatua que encontrarás, cuando viajes a Roma, en la Plaza de España, al sur de la fontana della Barcaccia, enfrente de nuestra embajada, tiene ese mismo origen.

Un hecho curioso, esta festividad se celebra en nuestro país desde 1644, aunque el dogma fue proclamado en 1854. La razón está en la batalla de Empel. Pero ese es otro tema. Si soportas, con algo de placer, esta columna de los viernes por la mañana, pondré contigo una pica en Flandes otra semana.

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