Opinión

Bumerán

El proceso soberanista y el referéndum del 1-O y la posibilidad de una declaración unilateral de independencia por parte del Parlamento catalán han desatado una huida de grandes empresas de Cataluña, cuando Artur Mas  preveía que las compañías se pelearían por encontrar su espacio en ese hipotético nuevo estado. Huida que va acompañada de otra derivada nada halagüeña, que ya se ha producido en otras ocasiones, tan sentimental como poco razonable, la del boicot a los productos catalanes. Pero ¡cuidado! han alertado desde Extremadura, que el boicot se puede volver  contra los trabajadores de otras regiones y por tratar de perjudicar a algunas empresas se puede acabar maltratando a sus empleados aquí y allá. Se trata por tanto de recuperar una de las señas del movimiento obrero, la solidaridad o la fraternidad y de que al tirar el bumerán no acabe atizando al que lo lanza.   

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