La vida es elegir y normalmente se trata de hacerlo entre lo malo y lo peor. O entre unas consecuencias buenas mediante unos métodos dudosos: el fin justifica los medios maquiavélicos. En la revista Nature Communicatinons se ha publicado un artículo según el cual los ácidos grasos presentes en el humo de la fritanga favorecen la formación de nubes. Para que se produjera ese efecto, al menos habría que freír el pescaíto en una sartén del tamaño de un campo de fútbol. Los propios autores del estudio reconocen que los efectos de comerse los fritos son peores para la salud que la emisión de partículas al aire. O sea que se puede morir de sed o por el colesterol alto. Puestos a elegir, mejor lo segundo. Pero hay otra evidencia científica en contra del estudio: donde más se fríe en España es donde menos llueve.
