El último barómetro del CIS, en el que se analiza la conciliación de la vida familiar y laboral y la vida en pareja, confirma lo que se sabía y que no cambia a pesar de que la percepción masculina del asunto dista mucho de la femenina y sobre todo de la realidad. Quien compra, limpia, friega los cacharros y en definitiva lleva la casa son mayoritariamente ellas, repitiéndose un patrón ancestral que dista mucho de estar lejos de superarse.
Ellos, nosotros, decimos que hacemos más de lo que hacemos quizá porque en ese momento percibimos el tiempo que se emplea en esas tareas comunes y se nos hace largo largo. El CIS ha venido a confirmar que el problema de la conciliación comienza de casa. Eso sí, todos felices de vivir en pareja y muy satisfechos con su relación. Con este último dato dan ganas de volver a creer en las encuestas.
