Pensaban los espectadores de Roland Garros que este año se iban a librar de escuchar el himno español. Pero ahí estaba Garbiñe Muguruza, heredera por partida doble, por mujer y española, que ganaba en París su primer Grand Slam. Tomaron dos tazas porque también “los López”, Feliciano y Marc, ganaron en dobles a los invencibles hermanos estadounidenses Bryan. Faltó Rafa Nadal y de ello se aprovechó Nole.
El público parisino estuvo con Muguruza más cariñoso y respetuoso que lo ha estado siempre con el mallorquín. Pero no te fíes, Garbiñe. A medida que ganes en estatura y venzas en su torneo el público parisino se volverá más hosco, casi maleducado. Y quizá una futura ministra de Cultura gala acabe lanzando insidias sobre hipotéticos dopajes.
