Opinión

La puntilla

Una vez más una de las dos Españas nos helaría el corazón. Si no anduviéramos metidos en un lío tan gordo como el de la secesión de Cataluña, este podría ser un nuevo motivo de debate en el que los ciudadanos están obligados a tomar partido, y como siempre no hay medias tintas: o se está en un lado de la raya o se está en el otro, pero no se  puede caminar por la delgada línea que separa posiciones tan enconadas. Como si se tratara de elegir entre nobleza y tercer estado se dividen los bandos y se montan algaradas en favor y en contra de la "princesa" del pueblo, Belén Esteban y la plebeya María José Campanario, cuyo nexo en común es un torero retirado. Hay que estar muy en la pomada para tomar partido con conocimiento de causa en un asunto de tanta trascendencia. Pero a primera vista quien desvela una conversación privada parte en desventaja. Todo por el maldito parné. 

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