Los políticos, como en la canción de Sabina, tienen la frente muy alta y la lengua muy larga. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dicho “Me comprometo: cuando acabe 2021 se habrá pagado de luz lo mismo que en 2018”. Él sabrá por qué lo dice y cómo lo va a conseguir. Es una promesa comprometida. No en el sentido de contraer un compromiso como ha manifestado, sino porque su cumplimiento es difícil o delicado. En esta ocasión el jefe del Ejecutivo, que no está sobrado de credibilidad, no ha recurrido a ningún eufemismo para verbalizar su promesa, sino que su afirmación es contundente, de esas que dejan marca indeleble y se recuerdan sin necesidad de recurrir a la hemeroteca. Si acierta, que el electorado se lo premie y, si no, que se lo demande en las próximas elecciones, porque este de la subida del precio de la luz es de esos asuntos que sirven para hacer media campaña electoral porque llegan a la cartera de la gente.
