Una vez más, el deporte de base ha vuelto a verse salpicado por las acciones antideportivas. En esta ocasión, un técnico con un conocido historial de arrebatos “pasionales” fue el protagonista del fin de semana, en una competición en la que quizá lo más importante era pasar el día y no pensar en un resultado. Al margen de la deleznable maniobra de este “entrenador” contra un colegiado, resulta más difícil de entender la actitud de algunos y algunas, que por querer defender a una de las partes interesadas restan importancia al hecho en sí, que es que un insulto, un empujón o sencillamente un menosprecio a una figura de autoridad en un campo ya debería ser considerado reprobable.
Eso sí, luego, cuando la nueva generación de chavales que corretean alegremente por el campo sin importarles lo más mínimo si la pelota les da un trofeo o una medalla no sean educados, pierdan las formas al minuto uno de partido o agredan a quien sea será culpa de los demás. Quizá también sea culpa de la televisión, internet o sabe Dios qué, pero parte también se ve en estas malas acciones.
Ni siquiera pienso valorar cuál es la decisión que debe tomar el club implicado, en este caso el EDC Xinzo, pero sí le diré que en el deporte, ya sea el más pequeño como en el profesional, los que no respetan deben estar fuera de los recintos, sin excusas ni miramientos.
